Todo esto del COVID-19 – o simplemente Coronavirus, como le dice la chaviza – nos ha dejado varias lecciones. En el ámbito de la administración pública, podemos decir que lo que más se ha valorado es contar con funcionarios que puedan estar a la altura del escenario que cruzamos como país.
En el mes de febrero yo platicaba con un amigo en el trabajo. Discutíamos el papel de las y los funcionarios del Gobierno Federal en la Cuarta Transformación. Reflexionábamos sobre la importancia de un gabinete honesto, que tuviera convicción de servir al país, con la formación o experiencia suficiente para afrontar los retos que el proyecto de nación de AMLO tendría que cruzar.
En ese momento, mi compañero soltó un nombre que yo jamás en la vida había escuchado: Hugo López-Gatell. Me comentó que era una persona bastante preparada, con experiencia. Nunca me imaginé que tan solo un mes después, ese hombre se convertiría en todo un fenómeno.
Crush de varias personas, verdugo de otras, la envidia de algunos. Si tenemos el privilegio de contar con el acceso a la información, es prácticamente imposible que no hayamos leído o escuchado en algún lugar su nombre. Hugo se ha convertido en – tal vez – el principal foco de atención en torno al combate del COVID-19.
Al leer que en los años 80 tomó la rectoría de la UNAM, y que igualmente tenía una banda de rock, pensamos que tal vez Hugo nació para ser la representación de la perfección en el mundo terrenal. Sin embrago, debemos reflexionar que el idealizarlo implica reconocer que han sido muy pocos los funcionarios a los que – con el paso del tiempo – se les ha pagado por hacer realmente su trabajo.
Sin duda, creo que hay gente con mucha capacidad en el gabinete legal y ampliado para cruzar los retos que la transformación demanda. Poco a poco y conforme a las circunstancias se demostrará “quién es quién” dentro del equipo en el que el presidente confió para llevar a buen puerto la transformación. Cada uno tendrá su momento para probarse y demostrarle al pueblo su capacidad. Hugo tuvo el COVID; Marcelo diversas negociaciones, sin olvidar el regreso de nuestros paisanos en esta contingencia; Rocío, la mesa con la OPEP. Esas, las más recientes.
Aunque, hay que ser sinceros. Puede haber errores; uno se vio reflejado en la reciente salida de Lily Téllez de la bancada del MORENA. Pero, como cualquier error, hay que aprender de los mismos. Y, para mí, la lección que conllevaría esa equivocación, sería el enfocarse en la formación de cuadros con y para el movimiento transformador.
Ya veremos qué otras lecciones nos llevamos…