Por María José Valencia E.
La ciudad donde la pandemia tuvo su comienzo, Wuhan, está siendo censurada y nadie en el resto del mundo lo ha notado aún.
El afamado activista chino, Ai Weiwei, comenta que “nadie conoce la verdadera situación”, pues el propio gobierno Chino se encarga de la redacción y propagación de fake news en cuanto a la situación en la que se encuentran debido al COVID19. El activista menciona por igual que “ha sido borrado” el derecho a la información y libertad de expresión en la actual China. Esto comenzó con la «negación de la alerta lanzada por Li Wenliang», según Halvorssen. Li fue el fallecido oftalmólogo de Wuhan que detectó la magnitud de riesgo que acarreaba el nuevo coronavirus semejante al SARS. El doctor igualmente “fue silenciado por la censura».
Sería interesante e importante cuestionarnos que más está compartiendo el gobierno chino, y que no, con el resto del mundo. Tal vez muchas de las noticias que proceden de dicho territorio ya pueden ser vistas con duda… Sin embargo, al preguntarnos sobre la veracidad del supuesto regreso a la normalidad, ¿cómo nos afectaría?