El bullying es un problema que se ha visibilizado mucho recientemente. En ocasiones, ha sido el responsable de víctimas fatales que han preferido terminar con su vida, que enfrentarse al mundo que los juzga, la mayoría de las veces por cosas que no eligieron, que tienen que ver con su apariencia más que con su forma de ser.
Uno de los casos recientes más famoso, con final feliz debo decir, fue el de Quaden Bayles, un niño de 9 años con enanismo, a quien su mamá graba pidiendo una soga para ahorcarse y acabar con su vida de sufrimiento, porque cada día en la escuela sufría una burla nueva a causa de su enfermedad. Ante este video que se hizo viral, muchas personas respondieron con amor y solidaridad, salvando una vida que pudo haber quedado en la cifra de suicidios a causa del acoso.
En cada escuela existe un bully, en Venezuela le llamamos a eso chalequeo, y por lo general, el más “chalequiador”, suele someter al que menos puede y ante esta realidad ocurren varias cosas. A veces encontramos un Robin Hood, que sale en defensa del desvalido, en otras ocasiones, todos los que son “menos populares” se juntan para neutralizar al abusador y en los casos más graves, toca llamar al profesor para que interceda y haga entrar en razón al abusivo. Ante todas estas, la mejor solución siempre, en especial para no quedar de soplón, es que entre cuates se llegue a un acuerdo.
Nicolás Maduro es el gran acosador de los venezolanos. Lleva años siendo nuestro victimario. No nos deja hablar, critica a los que pensamos diferentes, no nos deja pasar por ciertos lugares (Miraflores), quiere quitarnos nuestro lugar (Asamblea Nacional), nos insulta y por más que hemos tratado de hablar con él (Diálogos 2014, 2017, 2018, 2019) simplemente no quiere entrar en razón y nosotros, la verdad, hemos implementado todas las armas que hemos tenido a la mano para lidiar con él de forma sincera, sensata y democrática, sin embargo, con el violento y el abusador, con dificultad tomas acuerdos conversando.
Ante la imposibilidad de que podamos lograr un arreglo que nos beneficie a todos los venezolanos, como última opción, parece que la mejor salida es recibir ayuda desde afuera. Nos tocó recurrir a un amigo brabucón, al profesor, al primo que va en un grado más alto, que tiene mayores posibilidades de hacer que entienda.
Nosotros tenemos los argumentos, la voluntad de tomar nuestro lugar, de transitar libremente sin temor a represalias, de hacernos respetar, de no callarnos, pero nuestros esfuerzos no han sido suficientes y pareciera que estamos en un callejón sin salida. Muchos decidimos simplemente “cambiar de colegio” y migrar, pero los que siguen en Venezuela, y también lo que estamos afuera, no hay un día que no soñemos con ver libre a nuestro país. Nos han roto la esperanza tantas veces que somos escépticos a ultranza, pero hoy, nuevamente, hay una luz al final del túnel.
Estados Unidos propone la siguiente ruta:
- Conformar un Consejo de Estado con 5 personas: 2 PSUV y 2 fuerzas democráticas (1 de cada lado debe ser un Gobernador).
- Esos 4 eligen un 5to quien sería el Presidente del Consejo de Estado hasta que se de la elección. Ese «presidente» no podrá postularse como candidato en una elección libre.
- Ese Consejo de Estado asume la conducción del ejecutivo.
- El Consejo incorpora 1 miembro asesor de las FAN.
- Se mantiene el alto mando militar durante transición.
- Se mantienen gobernadores y alcaldes también.
- Se levantan las sanciones a medida que se cumplan estos pasos y la eliminación de la Constituyente, la liberación de los presos políticos, la salida de tropas extranjeras, nuevo CNE y TSJ, una comisión de la verdad, convocatoria y realización de elecciones presidenciales en un período de 6 a 12 meses.
Estos siete puntos pudiéramos hacerlos valer nosotros a lo interno, sin que intervenga un externo. Como ejemplo tenemos 1958, una vez que fue depuesta la dictadura, se llegó a un acuerdo llamado el Pacto de Puntofijo que marcó el inicio de la vida democrática del país. Como muestra de amor por su país, me atrevo a decir, el dictador, Marco Pérez Jiménez, decidió partir en su Vaca Sagrada (su avión presidencial) y dejar que finalmente Venezuela transitara el camino hacia la democracia.
Lo que se presenta hoy, es una nueva oportunidad de que Nicolás Maduro entre en razón y decida hacer lo correcto antes de que fuerzas externas se involucren directamente en la situación del país. Las sanciones han sido llamados de atención ignorados, pero ante la inminencia de este movimiento, Maduro y sus secuaces tienen otra oportunidad de demostrar amor por Venezuela y por los venezolanos; permitiendo la transición pacífica y democrática que nos merecemos sin involucrar a otros países, que pudiera terminar con resultados negativos para todos.
Desde que ostenta el poder, Nicolás Maduro solo ha obstruido deliberadamente todas las opciones para el cambio de sistema, para combatir la crisis humanitaria, para mejorar la calidad de vida de los ciudadanos y para abrir las puertas de Maiquetía a todos los que se han ido. Que hoy el venezolano se emocione en pensar que Estados Unidos intervenga definitivamente para darle Jaque Mate al régimen, aún a sabiendas de que nos puede salir muy caro, no es una actitud apátrida o entreguista. Es la necesidad de acabar con nuestro abusador para caminar hacia la reconstrucción del país.