¿Quién va desnudo a la oficina? ¿Quién contamina mi jardín? ¿Quién ha inventado la rutina? ¿Quién coño me ha robado el mes de abril?, recita Joaquín Sabina antes de empezar con ¿Quién me ha robado el mes de abril?, canción que hoy nos queda como anillo al dedo porque este año, abril será cosa de quedarnos en casa o ver que el día a día que conocimos en enero, febrero y unos días de marzo, va cambiando paulatinamente.
¿Quién va desnudo a la oficina? Supongo que si bien no desnudo, quienes hacemos home office muchas veces empezamos a trabajar con la ropa que dormimos, en una comodidad y sin el ajetreo en que consistía nuestra rutina diaria para ir a trabajar, en la cuál muchas veces el tiempo era nuestro peor enemigo para poder cumplir con el horario de llegada. Sufrir el tráfico o el pelear por entrar al metro, era parte de nosotros y hacía que llegar a nuestro trabajo fuera un martirio.
¿Quién contamina mi jardín? El oportunismo. Ojo, no sólo el oportunismo de nuestros representantes, el cual nunca deja de sorprendernos y más en momentos de crisis, también el oportunismo de los mismos ciudadanos. Lejos estamos de ver un México en unión como cuando hay sismos. Ahora vemos cómo hay quienes lucran con la necesidad de las personas y venden al doble o triple el gel antibacterial, los spray desinfectantes, los cubrebocas o que incluso han producido el desabasto de otros alimentos en supermercados, quienes incluso se han visto en la necesidad de limitar venta de ciertos productos por clientes. Aunque también hay ciudadanas y ciudadanos ejemplares, quienes invitan una comida o regalan una despensa a quienes salen a trabajar cada día, como repartidoras o repartidores de Rappi, Uber Eats o de alguna app de ese estilo.
¿Quién ha inventado la rutina? Gobierno y oposición. Si hay algo que se mantiene constante es la lucha entre éstos dos sectores. Antes y durante la contingencia, los dimes y diretes estuvieron a la orden del día. El gobierno aseguraba que todo estaba tranquilo, que sus estampitas los iban a proteger, que no había necesidad de parar, incluso sus aliados siguieron esa línea y en lugar de modificaciones a leyes, exhortos o medidas para atender el COVID-19, prefirieron seguir con el linchamiento a Rosario Robles o aprobar las reglas para la reelección continua.
En la otra esquina, la oposición, empezó el ataque con la tardanza del gobierno en adoptar medidas. Tarde volteó a ver a hospitales y sus requerimientos. Tarde volteó a ver los salarios del personal de salud, quienes les toca la tarea más difícil. Tarde también, porque ahora no hay quien los apruebe, empezó con propuestas y exhortos, que quedan en simples buenas intenciones.
¿Quién coño me ha robado el mes de abril? El puto COVID-19.
Esperemos que pronto, todas y todos entendamos que ya no es momento de división, de buscar resultados electorales, de criticar el saludo distractor de un Presidente a la mamá de un narcotraficante, porque al final fue eso, distraer de lo que en verdad importaba: seguir llamando a quedarse en casa, a la sana distancia, a la liberación de recursos para hospitales, para personal médico, para los refugios y albergues que atienden a niñas y mujeres violentadas. Es tiempo de que se apoyen a las empresas, a las MIPYMES, que hoy unidas y unidos nos cuidemos y luchemos del mismo lado. Hoy, como en 2017, México nos necesita.