En el mundo se han originado un sin número de cambios de gobierno. Han llegado mandatarios que jamás se hubieran imaginado algunas de las sociedades encumbradas en el meritazgo o en la virtud de la palabra.
Esto no es ajeno a nuestro país. Si se revisan los casos de Iberoamérica o Estados Unidos, veremos que hay cambios significativos donde la alternancia en el poder, en algunos países obedece más a su propia historia de creencias y de religión y las más al hartazgo de los gobernantes en turno. Hemos observado, tan solo en nuestro país, desde futbolistas hasta ex presidiarios como gobernantes. Estas decisiones solo reflejan el desapego con la política y la falta de credibilidad en ella. Las nuevas formas de comunicar abonan a una protesta colectiva que coloca a la comunicación en el centro del todo.
Recordemos el inicio del siglo XXI. Había un clima de festividad en todo el país. La gente iba y venía y lo único de lo que se hablaba era de una nueva era, de cómo el partido que había gobernado durante 70 años era derrocado en las elecciones y jubilosos. Un segmento amplio de la población, eufórica, comentaba que era el comienzo de una democracia, donde los ciudadanos conscientes de la urgencia de un cambio de gobernabilidad en el país, en ese momento le habían otorgado un voto al cambio. Sí, la palabra cambio era la que ocupaba las planas de la propaganda política en ese momento y las botas vaqueras se pusieron de moda.
Pasaron 20 años de aquel anhelado inicio de siglo. Las comunicaciones evolucionaron, las formas de hacer política siguieron siendo las mismas y la cercanía de las redes sociales parecen ser la vocería de la sociedad de los gobernantes, lo que en su momento el Presidente Fox llamó: las nuevas formas de relación con los medios.
Sin embargo, esta relación ya no es únicamente con el poder, sino también con los ciudadanos. Se vislumbra un elemento de mayor presión social y política. En la plaza pública de las redes sociales suenan las exigencias para que los políticos sean capaces de garantizar a los ciudadanos estabilidad económica, justicia, educación de calidad y paz social.
Lo que dice un político en una red social, no solo llega en el momento a miles de personas, llega a una fábrica de razonamientos sociales que son mostrados a través de los llamados memes, chistes, gif, audios que hacen alusión al discurso emitido. Con ello, tenemos un nuevo modelo de comunicar, usando aspectos cognitivos que juegan en el escenario colectivo como una marioneta que articula los movimientos graciosos de los mensajes dirigidos. Estamos frente al lenguaje que utiliza la fuerza de la impotencia de la sociedad para hacer frente a los políticos sobre su desempeño.
Se han colocado en el imaginario colectivo haciendo uso de las redes sociales. Los nuevos mensajes cotidianos en los que se señalan el enfrentamiento frontal entre una postura ideológica y otra. Manteniendo a los ciudadanos solidarios, juntos o enfrentados.
Ahora, en este 2020, época de elecciones en dos entidades (y de coronavirus), ¿cuál será el espacio que cada uno de ellos le asignará a su estrategia política para promocionar a sus héroes?… Esos candidatos que deben utilizar la palabra adecuada a la hora de oler el agrado, el disgusto, el resentimiento, el desgano, la euforia, la ira o la paz de la población, pero sobre todo, qué red social abrazará como dique al barco para ganar la guerra en las preferencias electorales.
Sin duda, uno de los objetivos de estas elecciones intermedias será aquél que logre transmitir el discurso en la plaza pública de las redes sociales y permanecer inmune ante el escrutinio cotidiano, en la era donde la población ha hecho del voto su arma más poderosa y donde la evolución de los medios de comunicación, ha ido ingresando a las sociedades como un elemento articulador y así, estos nuevos medios puedan transmitir información directamente a las sociedades sin un intermediario que altere la editorial o sume institucionalidad al hecho en sí mismo.
Así pues, con el paso del nuevo siglo, los nuevos medios han transitado en una libertad compartida y que el derecho no debe ser el instrumento del poder de unos pocos sino expresión del interés común que menciona Ratzinger en su obra entre la razón y la dialéctica, pero que, al mismo tiempo han introducido un mayor nivel de inestabilidad, oportunidad y fuerza en el proceso de comunicación política.
Las de chile seco…
La comunicación que fluye en las redes sociales respecto a la pandemia del COVID-19 muestra en términos de comunicación política un deterioro de la imagen presidencial y de su sistema educativo, donde las escuelas de educación básica no muestran una estrategia nacional para enfrentar el estudio desde casa.