Una bailarina y un coreógrafo en Chile, ambos forman parte de la misma compañía; juntos quieren formar una familia, juntos adoptan a un hijo y juntos lo abandonan. En la nueva cinta del realizador chileno Pablo Larraín – protagonizada por Mariana Di Girolamo y Gael García Bernal – nos presenta una situación familiar devastadora. Gastón y Ema han sido pareja por un largo tiempo, por lo que buscan dar el siguiente paso: ser padres. Sin embargo, Gastón no puede darle eso a Ema.
“Eres un condón humano, nunca me vas a dar un hijo…”, le menciona Ema en una escena donde ambos se encuentran en el baño de su departamento llorando, mientras afuera hay una fiesta desenfrenada. La razón es sencilla, pero no simple: tras adoptar a su hijo, Polo, deciden regresarlo al Servicio Nacional de Menores (Sename) porque es un poco destructivo.
La historia se centra en la bailarina, Ema, y sus decisiones que terminan por romper a más de una familia. Tras separarse de Gastón, es acogida por las demás mujeres de la compañía, quienes generan un odio hacia su ex pareja y coreógrafo las mismas. Pocos días después de la conmoción, llega el arrepentimiento. Ema siente en sus entrañas la falta de su hijo, al que le falló. Pero no piensa quedarse entre lágrimas y con los brazos cruzados, entonces idea un plan macabro para recuperar a Polo.
Pablo Larraín presenta una historia retorcida y depresiva, llena de dos cosas: sexo y reguetón. La música es uno de los personajes dentro del relato, ya que siempre están bailando. El compositor del filme es nada menos que Nicolas Jaar, el músico experimental andino. El contraste de su score eléctrico y pesado, se difumina con el lento y caliente reguetón que curó Larraín para esta historia pasional.
Ema es la octava ficción del cineasta nacido en Santiago y sin duda es una de sus más poderosas. Una creación que viene desde la tripa, emocional y colérica. ¿Qué pasa cuando juntas reguetón, sexo y pólvora? Ema.