Jeffrey Epstein vivía varias vidas a la vez. De día era un acaudalado financiero que se dedicaba a la compra-venta de acciones. Incluso, la revista New Yorker, en 2002, lo definió como «el tipo de Brooklyn con un motor por cerebro». Y es que el juego de números que tenía en su cabeza le aseguró un lugar en la élite neoyorquina y estadounidense.
En 1982 fundó J. Epstein and Co., empresa dedicada a manejar activos de terceros para invertirlos y hacer millonarios a esos clientes. La astucia e inteligencia de Epstein lo posicionó como uno de los corredores más certeros de la década. De paso, fue sumando ceros a la derecha en sus cuentas bancarias. Su ascenso fue rápido: una gran mansión en Manhattan y otra en Palm Beach (Florida); una Isla privada en St. Thomas, al este de Puerto Rico, conocida como la «Isla de los Pedófilos». A eso, se le suma una lista de contactos entre los que estaban el ex presidente de Estados Unidos Bill Clinton y el presidente Donald Trump. Del primero, se sabe que voló en su avión privado decenas de veces a esa isla donde hoy se sabe fueron acusadas un centenar de niñas que estaban por entrar en la adolescencia.
Netflix decidió jugársela y darle voz e imagen a todas esas mujeres que fueron engañadas por un magnate financiero que tejió una red de proxenetismo en el que su producto eran niñas de entre 12 y 16 años. En la miniserie Jeffrey Epstein: Asquerosamente Rico, decenas de mujeres dieron su testimonio del infierno que vivieron a cargo de un hombre que amasó una fortuna que rebasó los 500 millones de dólares.
Los testimonios de la miniserie revelan la red de corrupción que protegió a un de los magnates de Wall Street. Incluso, la cercanía que llegó a tener con Trump y su «gusto compartido» por las mujeres jóvenes.
Epstein apareció muerto en su celda el 10 de agosto del 2019. Estaba preso en el Centro Correccional Metropolitano de Nueva York. La duda sigue en el aire…¿fue asesinado o en realidad se suicidó como lo aseguraron en los informes oficiales?