En estos tiempos de cuarentena, nos hemos tenido que acostumbrar a realizar diversas cosas de nuestra vida cotidiana a distancia. Desde nuestras compras, hasta las relaciones amorosas. En el inter, para aquellos que somos afortunados, el trabajo. Las y los legisladores son personas que cuentan con suerte en ese aspecto.
Y es que el trabajo legislativo «no ha parado». Ha habido reuniones virtuales de comisiones, grupos parlamentarios y también aquellas que se han hecho con sectores productivos para buscar soluciones conjuntas para la crisis que atravesamos. Sin embargo, las sesiones del pleno en la Cámara de Diputados, se vieron paralizadas desde el mes de Marzo. En ese mes, se eligieron a las y los senadores y diputados miembros de la Comisión Permanente. Órgano que sesiona cuando el Congreso se encuentra en receso. El mismo, debía empezar hasta finales del mes de abril. El Senado sí concluyó este periodo satisfactoriamente.
La Comisión Permanente estaba por discutir la aprobación de un periodo extraordinario de sesiones. Sin embargo, Hugo López-Gatell le mencionó al Coordinador de MORENA en la Cámara de Diputados y a la Presidenta del Senado de la República que esto sería una irresponsabilidad, tomando en cuenta que México se encuentra en la fase más crítica de contagio del COVID-19.
Si tomamos en cuenta que una sesión de la Cámara de Diputados – con números alegres – implica tener a por lo menos 2000 personas en el recinto legislativo, podemos darnos cuenta que el tener a tanta gente reunida puede ser arriesgado en el contexto que atravesamos. Se tienen que buscar mecanismos alternos para poder hacer sesiones del pleno. Puede ser peligroso mantener al Congreso inactivo en tiempos difíciles, como los que cruzamos.
Se ha empezado a reflexionar sobre maneras de mantener al Congreso activo y listo para hacer las modificaciones necesarias al orden jurídico, que nos ayuden a combatir esta pandemia de manera más eficiente. En Honduras, Brasil, España, Ecuador, Reino Unido, Colombia, Chile y demás países se ha logrado hacer sesiones virtuales de sus respectivos congresos, a través de plataformas digitales. Sin embargo, la desconfianza está y estará siempre.
Otra manera en la que se ha logrado reunir a las cámaras en los países antes mencionados, es haciendo rotaciones. La mitad de las y los legisladores sesionarán en línea, los demás acuden al recinto.
En México, las modificaciones que se tendrían que hacer al marco jurídico que rige al Congreso de la Unión para poder sesionar a distancia, serían demasiadas. Habría que hacer las modificaciones a la Constitución, la Ley Orgánica del Congreso y los reglamentos internos de ambas cámaras. Y, en lo personal, creo que el mismo estado debe crear la interfaz en la cual se llevarían a cabo las reuniones virtuales.
Esto no solo podría aplicar para el Congreso, sino para las demás dependencias u órganos que lo requieran. Lo anterior, tomando en cuenta el nivel de inseguridad que se podría vivir en el ciberespacio, también por las acusaciones que pesan sobre las plataformas de reuniones virtuales sobre el tráfico de datos de sus usuarios. Los datos tienen que mantenerse salvaguardados.
Debemos encontrar la manera de mantener a nuestro Congreso trabajando frente a cualquier circunstancia.