Orson Welles: 105 años del huérfano en el cine

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Por María José Valencia E. 

Con un puro quemándose en la comisura de sus labios, el sombrero perfilando una sombra que dividía su pesado rostro arrugado y la ropa siempre negra; el genio detrás del lente peinaba su barba canosa mientras corría la película.

«Nacemos solos, vivimos solos, morimos solos. Únicamente a través del amor podemos crear la ilusión de que no lo estamos». 

Su brillante carrera tuvo comienzo en el teatro, en donde inició como un joven huérfano con talento. Fue parte del programa gubernamental Federal Theatre Project, con el que produjo adaptaciones de ‘Macbeth’, dándole un giro con un reparto exclusivamente de origen afroamericano y ‘The Cradle Will Rock’. En 1937, fundó la compañía del Teatro Mercury, junto a John Houseman, montando por vez primera ’Julius Caesar’, adaptada a tiempos modernos con una clara alegoría sobre el fascismo.

La famosa escena de terror que sucedió en 1938, debido a su adaptación radiofónica de la novela de H.G. Wells, dejó marcada a la cadena CBS y logró causar la histeria en la sociedad estadounidense de aquella época. Fueron 60 minutos que recreaban la llegada de marcianos tal cual se narraba en la novela “La guerra de los mundos”. La realidad era que trataba de una broma previa a la noche de Halloween que dejó a los oyentes traumatizados… literalmente. Esto le otorgó un pase directo y sin escalas a Hollywood. Con tan sólo 26 años interpretaría, dirigiría, escribiría y produciría su siguiente proyecto.

‘Ciudadano Kane’, un fracaso comercial que perdió USD 150 000 mil millones a la empresa productora, la cual era una de las compañías clásicas del Hollywood dorado. Fue así como nunca pudo recuperar la confianza de los grandes estudios. Hoy en día `Ciudadano Kane ́ (1941), protagonizada por el mismo Welles, es considerada una de las mejores películas de la historia, candidata a nueve estatuillas de oro (incluidos el de mejor película, mejor actor y mejor director). Obtuvo por igual, el de mejor guión original, reconocimiento compartido por el cineasta con Herman J. Mankiewicz.

En 1971, el artista ganó un Oscar más y no estuvo presente para recibirlo, lo aceptó con un video donde dijo: «Es más divertido mirar adelante que hacia el pasado. Treinta años de carrera dan para mucho, pero no puedo olvidar que pasé ese tiempo solo».

En 1975 recibió el homenaje del Instituto del Cine Americano (1975) y volvió a dirigirse a su público: «Este honor sólo lo puedo aceptar en nombre de todos los inconformistas. Pueden ir por la libre, pero no se consideran únicos ni se ven como los mejores”.

Sin duda fue un genio del mundo cinematográfico y, en tan corto espacio, no alcanza la extensión para hacer tributo, mención o análisis a todas sus obras visuales. Sigamos celebrando y conmemorando a los grandes del cine, que nos hacen soñar, inspirar y pensar en posibilidades más grandes de las que uno pudiera llegar imaginar, tan grandes como las de aquél niño huérfano que en algún momento arraso con la industria cinematográfica.