Por Gabriel Pedroza.
El pasado primero de junio comenzamos con “la nueva normalidad”, la cual ha generado un sinfín de confusiones, ya que para algunos ha significado el salir a la calle con mucha normalidad. Aunque eso sí, con un cubrebocas para protegerse de coronavirus. Para otros, sigue siendo una etapa de cuarentena obligada para protegerse del mismo virus.
Este tipo de confusiones son generadas por un problema de comunicación política, la cual, no ha sabido expresarse de una manera simple para que la población lo entienda. ¿Existe algún culpable? Acaso es La Secretaría de Salud que no ha sabido expresarse de manera fácil o es culpa del Presidente Andrés Manuel López Obrador que no acata las instrucciones de salubridad, como portar un cubrebocas o no salir de giras. Quizá es culpa de la población que no ha hecho caso a las recomendaciones.
Qué frustrante debe ser para un subsecretario de Salud el hecho de observar que su jefe, el Presidente, no hace caso a las recomendaciones. Que a veces o casi siempre contradice las indicaciones y que al final del día hace lo que quiere.
Y lo peor de todo es que la gente más vulnerable, la gente que cree ciegamente el Presidente, los sigue y hace lo que el Presidente hace, es decir, no se cuida, cree que el coronavirus no existe y que son inmunes como el Ejecutivo.
Diario me cuestiono: los que apoyan fielmente al Presidente, ¿creen que está bien lo que hace? ¿No se está poniendo en peligro y a quien le rodea?
Que quede claro que esto no se trata de política, no se trata de generar una lucha entre la oposición y el gobierno, más bien, se trata de problemas de salud pública. Se trata de que la oposición de verdad sea una con propuesta, con apoyo y que el Gobierno escuche lo que tengan que decir para que juntos hagan que México crezca en economía. Más que nada, en temas de salud, porque si ahora – con una crisis sanitaria tan grande – nos dividimos esto puede ser peor.
Démonos cuenta que mientras más opiniones existan, y las cifras que nos muestran diario no sean las correctas para manipularnos, quien sale más perjudicada es la población. Porque se gesta una gran confusión y creen que ya está domada la enfermedad; salen como sin nada.
Esta nueva normalidad la haces tú, la hago yo y la haremos todos. Cuidándonos aún más, no te confíes, no te confundas.