A penas se abrió el periodo de regreso a la “normalidad” y del Palacio Nacional salió corriendo como bala cierto morador, en realidad esta cuestión no es de mucha notoriedad dado que es normal que el Jefe de Estado realice viajes o giras de trabajo a lo largo y ancho del territorio nacional. Sin embargo, en esta ocasión, en lo personal, sí me llamó la atención.
En la conferencia de prensa sobre la pandemia en el país del día anterior, se dio a conocer que de los 32 estados que confirman a nuestro país, 31 estaban en semáforo rojo y uno en amarillo. Es decir, de acuerdo con la propia autoridad sanitaria, era recomendable conservar la sana distancia, evitar los eventos multitudinarios y mantener las medidas de higiene dictadas por la autoridad; hasta este punto todo esta correcto, porque el morador de palacio prometió no hacer reuniones multitudinarias, algo que se le agradece. Aunque a mi parecer es su obligación evitar poner en riesgo a la población; no obstante, ya saben quién, decidió reiniciar sus giras visitando los estados de Quintana Roo, Campeche, Tabasco y Veracruz.
Como ya lo dije al inicio, las giras de trabajo no son algo raro ni deben de tomarse como algo malo, aún cuando estamos en momentos de crisis. La presencia del Jefe de Estado es sumamente importante, sobre todo en las áreas donde dicha crisis se siente más o ha dejado grandes daños. Recordemos que en todo momento, cuando ha ocurrido alguna catástrofe, siempre se ha podido observar al titular de ejecutivo, tanto local como federal, supervisando la situación y es algo que no se les debe aplaudir porque al fin de cuentas es parte de su obligación.
Dado lo anterior, lo primero que se nos vendría a la mente y considerando los estados de la gira presidencial, lo lógico sería observar visitas extremadamente coordinadas a los hospitales de la región, para conocer las necesidades de primer orden. Ver el estado de las instalaciones, platicar con los profesionales de la salud sobre la situación y tener de esa forma toda la información posible para tomar las decisiones necesarias para que el regreso a la “nueva normalidad” no genere un repunte que nos pueda tirar de nueva cuenta y ahora en magnitudes mas importantes. También se esperaría ver un gran despliegue tecnológico que le permita conocer la situación del sector económico de las zonas, mediante reuniones con grandes, medianos y pequeños empresarios, es decir, se esperaría de la primer gira de trabajo postCOVID sentara las bases requeridas para un reinicio organizado, estructurado y calculado de la vida económica y social de las diferentes regiones del país. Visitar en esos estados a los principales representantes de los 3 grandes sectores que reabren operaciones minería, construcción y automotriz, eso es lo que se espera del Jefe de Estado.
Por otro lado, la realidad siempre supera a la ficción. El hijo predilecto de Macuspana no empezó su gira como se hubiera esperado, en cambio, decidió que lo importante no es la cuestión sanitaria ni la económica, sino que lo primero que haría sería ir a dar el “banderazo de salida” de esa obra inútil y sin sentido que es el Tren Maya. En este punto yo vuelvo a preguntar, ¿esto es real? ¿En verdad esa es su prioridad? Mientras que hay 12 millones de mexicanos que han dejado de percibir algún ingreso, las prioridades en las giras del morador de palacio, nada tienen que ver con la realidad del país, porque él siempre ha necesitado estar en el evento de plazuela, sintiendo que las personas lo idolatran y lo aclaman.
Si lo que busca es tener un pulso de la población, pero no por la necesidad apremiante de mejorar la calidad de vida de las personas, sino por temor a que le roben espacios por el simple hecho de no estar presente, entonces me temo que tenemos al frente del Estado mexicano a un ególatra poco calificado, cuya única eficacia radica en la labia que lanza en sus eventos pero que en momentos de crisis no nos sirve de mucho, porque no ha logrado o no quiere entender que se tienen que priorizar las cosas. Como la salud pública y la reapertura económica, mismas que son urgentes, pues sus obras faraónicas son importantes (por lo menos para él). Entonces primero lo urgente y luego lo importante si es que da tiempo.