Una oposición desdibujada

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Por Eduardo López. 

El año 2020 será recordado durante mucho tiempo a nivel internacional. Fue, es y será un caso digno de estudio, o, como dicen coloquialmente, un caso para la araña. En nuestro país, el año inició con un dato que, por supuesto, hizo molestar mucho al morador de palacio: la economía mexicana no solo no creció, sino que se contrajo en 0.1%.

Lo anterior solo fue el inicio de la tormenta, la punta del iceberg, pero sorprendentemente las voces que se alzaron para cuestionar ese resultado y pedir cuentas por lo sucedido, nada tenía que ver con lo que tradicionalmente se conocía como la oposición. Es decir, aquellos grandes grupos de personas con cierto ideal político que se reunían en torno a una institución que hoy es de las más odiadas: un partido político.

Desde hace algunos años se ha mencionado el término de patidocracia para denotar la situación política en nuestro país; se hace referencia a estas instituciones políticas cuya función es seleccionar y apoyar a las personas que buscan un puesto de representación popular que les permita ser parte de la compleja maquinaria democrática mexicana y que así puedan velar por los intereses de aquellos que los han electo. Esto último, a mi parecer, es lo que menos les interesa a varios, pero ya tendremos momento de platicarlo.

Hoy puedo decir sin lugar a dudas que la patidocracia en nuestro país esta muerta, no existe más, hay un vacío de liderazgo muy importante que nadie, absolutamente nadie, ha logrado llenar. Ojo, hablo de liderazgos, no solo políticos, sino también sociales. Hace algunos años existía en el escenario político una serie de figuras, referencia absoluta, hombres y mujeres como Beatriz Paredes, María de los Ángeles Moreno (qepd), Amalia García, Josefina Vázquez Mota, Porfirio Muñoz, Enrique Jackson, Manuel Clouthier, Cuauhtémoc Cárdenas, el mismo hijo predilecto de Macuspana, tan solo por mencionar a algunos. Todos ellos, poco a poco, fueron conquistando los reflectores nacionales. Yo le pregunto, hoy en día, ¿a quién ubica?

Hay una escandalosa carencia de liderazgos nacionales y, ¿por qué inicié esta reflexión hablando del 2020? Muy sencillo. Este año, dentro de sus grandes casuísticas, tiene una relacionada con este tema: es el inicio del año electoral en México con miras a la renovación de 3,200 cargos de lección popular, dentro de las que se incluyen la cámara de diputados federal, 29 congresos estatales, alcaldes, regidores, síndicos y, por qué no, 15 gubernaturas. Serán llamados a emitir su voto mas de 90 millones de personas; prácticamente tendremos elecciones generales en el país y, dentro de este contexto, ¿ubica a algún actor político relevante? Lo cierto es que tendremos una jornada electoral que abarcará casi la totalidad del territorio, pero, con una base netamente local.

Lo anterior implica que, si bien hay grandes partidos nacionales, no hay grandes liderazgos nacionales. Las competencias se definirán en el nivel local, lo importante es quién compite a nivel local, ya no hay referentes en el país, hay referentes en los estados o municipios. El voto lo ganarán aquellos que en verdad estén cerca de las personas y sean conocidos en esas áreas, en estas elecciones. No importa el partido o el color, importa qué tanto liderazgo hay a nivel local. Si esto lo entienden los granes partidos, créame que pueden tener una pequeña esperanza de sobrevivir, de lo contrario, como ya lo dije, la partidocracia en México está muerta.

¿Quién pensaría que el morador de palacio podría ser referencia en algo? Pues bien, muy a mi pesar lo es en este tema, siempre fue un buen candidato (aún siendo presidente lo sigue siendo, solo le falta atacar al gobierno actual y sería la imagen de los últimos 18 años). Pero realmente espero que algo se aprenda de esta situación y que todos aquellos que busquen aventarse al ruedo de la polaca en este bello mexicalpan de las tunacas, entiendan que, si no saben establecer un verdadero liderazgo, temo que la oposición en el país estará desdibujada con miras a desaparecer tal como hoy se concibe. Pero, quién sabe, igual y es lo que se necesita.