Para muchos es un recinto cultural. Para otros una muestra antropológica y sociológica de la Ciudad de México. Por sus mesas y pista pasaron actrices como María Rojo o Germán Valdés «Tin Tan». Escritores como Gabriel García Márquez, José Saramago, Carlos Fuentes y el «Monsi». Su historia habla por sí sola. Incluso, el líder de la Revolución Cubana, Fidel Castro, quiso revivir parte de la esencia de la Isla en el Salón Los Ángeles.
Hoy, ese emblemático lugar está a punto de desaparecer. Por la pandemia que originó la Covid-19 tuvo que cerrar sus puertas, algo que no hacía desde 1937, cuando abrió sus puertas. Eso, al igual que a muchos otros comercios lo ha puesto al borde de la quiebra.
Miguel Nieto, director del salón, incluso ha lanzado una campaña en redes sociales para pedir donativos o «compra anticipada» de boletos para disfrutar una clase de danzón los martes o un domingo familiar al ritmo de son.
«Lo más importante es la partición en un proyecto de vida, una institución de la Ciudad de México que merece sobrevivir para seguir haciéndole honor a su lema: Quien no conoce los Ángeles, no conoce México”, ha dicho Nieto.
Miguel Nieto Alcántara, padre fundador del Salón Los Ángeles, decidió transformar su antigua bodega en un sitio donde los vecinos del barrio de la Guerrero fueran a echarse un danzón. Años más tarde, ese recinto, ubicado a tres cuadras de la Plaza de las Tres Culturas
El Salón Los Ángeles posiblemente esté bailando su último danzón. El Salón Los Ángeles se niega a dejar de ser ese gran escenario por donde han pasado grandes como Dámaso Pérez Prado, el «Rey del Mambo», la Santanera, La Maldita Vecindad o figuras como Celso Piña, creador de un ritmo y estilo únicos.
Larga vida al Salón Los Ángeles.
