Circo, maroma y teatro: neoliberalismo, política y corrupción

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Acto 1: Se aprueba una serie de reformas estructurales entre 2012 e inicios de 2014. El gran paquete, impulsado por el entonces presidente Enrique Peña Nieto le valió un reconocimiento mundial. Incluso, se hablaba que México vivía un «Mexican Moment».

Acto 2: PAN y PRI se convirtieron en un bloque indestructible. Con la venia del PRD hicieron amarres a conveniencia. Las críticas del ala más radical del PRD, y eventualmente de lo que se conformó como Morena, iban en torno a una premisa básica: los acuerdos políticos se acompañaron de dinero.

Acto 3: Comienzan a «caminar» las reformas. La promesa no era inmediata. Se hablaba de un periodo de 20 años para verlas «surtir efecto». Para cumplir las demandas fundamentales más urgentes se crearon programas en los que hoy se sabe solo hubo corrupción y desvío de recursos para financieras campañas electorales.

Intermedio: Las promesas firmadas ante notario público quedaron inconclusas. La corrupción que salpicó a todo el Gobierno Federal 2012-2018 nos hizo ver que

Acto 4: El PRI no asegura su continuidad. La izquierda por primera vez se posiciona en México. Comienza a desvelarse como actos de corrupción consumados los secretos a voces. Esas que juraban EPN habría sido el mandatario más corrupto de Mexico

Acto 5: Comienzan las investigaciones. Odebrecht, corrupción en Pemex. También en grandes proyectos de infraestructura. Grandes constructoras trasnacionales haciendo su agosto. Dádivas.

Acto 6: Emilio Lozoya, uno de los cerebros financieros e la campaña de EPN se convierte en el prófugo más famoso. En tanto, Rosario Robles, la incondicional de Peña Nieto es recluida por el caso de la Estafa Maestra.

Luego, antes que baje el telón, se «filtran» videos y la denuncia de Lozoya ante la Fiscalía General de la República. Los nombres de EPN, Luis Videgaray, el entonces vicepresidente, Carlos Salinas, José Antonio Meade, Ricardo Anaya y varios ex legisladores. Entre ellos, los que «conforman» buena parte de la oposición.

La crítica lógica fue: eso va perder validez legal. Aunque muchos más agradecieron que por fin ese pequeño alfiler que soportaba una gestión que se sirvió del pueblo se cayera. Después vino otro golpe mediático: un video donde aparece Pío López Obrador recibiendo dinero de David León, ex coordinador Nacional de Protección Civil. Al día siguiente, el presidente dijo que se debía ir al fondo del asunto. Incluso, su hermano estaba dispuesto a declarar. La oposición se vanaglorió y comparó a la Cuarta Transformación con los otros gobiernos. Los corruptos que tanto criticó López Obradora (presidente, no hermano).

Sacar conclusiones será anticipado. Lo declarado por el primer mandatario incomodó, pero el viernes por la noche el titular de Inteligencia Financiera, Santiago Nieto, dijo que se investigaría a los dos personajes que aparecen en el video. Se refería a Pío y David.

El apoyo en redes a López Obrador se mantuvo. La crítica, también. La realidad es que en México el gobierno actual funciona en dos pistas: la discursiva y la pragmática. El titular del Ejecutivo Federal sabe jugar con las emociones de la oposición y sacarlos de sus casillas.

Hoy dejó que lo expusieran. Quizá mañana les dé la estocada final. Al tiempo.