En esta placentera plática la primera actriz, Susana Alexander, invitó a su más reciente obra “Viaje al corazón de las palabras”, a la vez que confesó los desafíos que la tecnología le ha presentado en esta cuarentena. Una mujer amante de le belleza, el teatro y los perros…
Susana Alexander es sinónimo de teatralidad. No de aquella artificial que pretende exagerar los movimientos y diálogos para lograr una carcajada lastimera del público, pero de una escuela sólida en búsqueda de la conexión pura del actor con la audiencia.
Con esta trayectoria cuyos comienzos remontan a la década de 1960 con la obra Las preciosas ridículas de Molière; a partir de ese momento el teatro, televisión y cine, se convirtieron en los fieles discípulos de Alexander, manejándolos como una alquimista a su antojo creando, produciendo y actuando en una variedad de proyectos alcanzada por pocos.
A esta “colección” artística se añade la nueva adquisición titulada, Viaje al corazón de las palabras, obra tan próxima a estrenarse como el inminente invierno. El 10 de octubre a las 6.00 pm, el espectador podrá -desde su casa- gozar de la actriz junto al actor, Roberto D’Amico, en una dupla que promete apasionar, conmover y amenizar la tarde del sábado y que en palabras de la actriz se recomienda -enormemente- hacerse acompañar de una copa de vino para brindar en honor a una obra que cumple cuarenta años de representaciones.
La puesta en escena surgió en Inglaterra. En el país de la eterna lluvia y neblina, Susana Alexander era becaria del Consejo Británico en la universidad de Cardiff, donde dispuesta a estudiar dirección teatral conoció a Roberto D’Amico, quien se encontraba especializándose en actuación; conformado el lazo de amistad entre dos latinoamericanos viajeros en Europa, decidieron crear una obra para el departamento hispánico, y permitir que los estudiantes ingleses aprendieran “cómo se vive el lenguaje, no sólo releerlo. Somos actores, no declamadores, decimos poesía desde el fondo de nuestro corazón”, explicó Alexander en entrevista para IdentidadMX.
De regreso en México, la actriz relató buscar los contactos necesarios para montar el espectáculo y llevarlo al resto de la república. En la actualidad, la obra es el resultado final tras cuarenta años de interpretaciones, cambios y recuerdos: “después de este tiempo, estamos más graciosos que nunca. Ya sabemos hacer bien las cosas, estoy segura.”, puntualizó la actriz.
Viaje al corazón de las palabras, está dividida en dos partes: española y latinoamericana. Tal y como si se tratase de un banquete escénico, el apetito se comienza a trabajar con Santa Teresa de Jesús, coplas de Jorge Manrique, Cervantes -en un diálogo ficticio entre Hernán Cortés y Carlos I de España-, La discreta enamorada de Lope de Vega, poemas de León Felipe, y rematando con García Lorca; es necesario mencionar que al explicar el orden de los textos, en su magistralidad escénica la actriz recitó pasajes y hasta un abanico fue el invitado inesperado en la entrevista.
Ya con un hambre literaria inducida, la segunda parte se compone por corridos mexicanos, una Rosario Castellanos enamorada de Ricardo Guerra, Juana de Ibarbourou, Mario Benedetti y el periodista-poeta Efraín Huerta, para culminar con el poeta de la bossa nova, Vinicius de Moraes y El día de la creación.
Los textos son “acobijados” por la música de Hebert Clavel. El piano es la pauta para preparar los humores que preceden a cada texto, con compositores pertenecientes a la cultura popular: Manuel M. Ponce, Manuel de Falla y algún que otro corrido mexicano, se hacen presentes.
La ambición de la puesta en escena por abarcar los textos y autores que no sólo contribuyeron, pero le dieron vida a nuestro lenguaje, es descrito por la actriz como un espectáculo de primera clase, “las palabras se gozan, son luminosas. Le voy a ahorrar los “weyes” y las palabras obscenas, aquí le voy a regalar belleza.” Alexander se describió como una tenaz defensora de la belleza, del lenguaje y de la vida, explicando que es necesario regalar belleza ya que ésta conduce a la verdad, así como a la justicia.
Entradas en una disertación filosófica, Susana Alexander compartió que uno de los alicientes en su trabajo actoral y vida personal gira en torno a la virtud: “como decía León Felipe, sólo el virtuoso puede ver un día la cara de Dios. Y tratamos de serlo diariamente.”, declaró la actriz.
De manera sorpresiva, la pandemia ha demostrado traer consigo un as bajo la manga: un incremento en la dependencia por la interconectividad. El mundo digital también se instaló en lo artístico y ante la tendencia del teatro por streaming, Susana Alexander no es una novata. Su primera experiencia fue con el unipersonal, Madre sólo hay una, y como yo ninguna; sin embargo, expresó extrañar los aplausos del público y la ovación que alimenta el alma de los actores. Con una mayor exposición al mundo digital, describió como beneficio el evitar el tráfico -terrestre y aéreo- para asistir a distintos recintos, así como la gran oportunidad de llegar a distintos rincones del mundo.
Pero, enfatizó en no perder de vista que no a todos se les facilita manejar “estas cosas” -es decir, la tecnología- “si usted no puede hacerlo, pregunte. Para gente de mi rodada es difícil manejar estas cosas nuevas”, y añadió, “ya hasta en mi teléfono me pusieron Twitter, yo digo `dios mío, ¡cuando la gente empiece a mandarme tweets, ¿qué haré?!”, dijo y soltó una carcajada.
Aunque algo que la primera actriz maneja a la perfección es el teatro mexicano. Conociéndolo como la palma de su mano, habló de éste como una labor que siempre ha estado en crisis, sobre todo, por la falta de educación teatral que aleja al nuevo público de asistir: “ver una cosa en vivo es una experiencia única e irrepetible. Cada función es distinta, aunque hagamos dos al día. Ahora, nos va a costar más trabajo quitarle el miedo a la gente para que venga al teatro.”
Pero al recordar su trayectoria escénica decidida declaró no tener ningún rol pendiente por protagonizar. Con el fin de evitar desilusiones tomó el mando de su carrera y se enfocó en producir sus obras, financiándolas sin ayuda de subsidios desde 1973; para posteriormente aprender a dirigirlas y actuarlas, Susana Alexander compartió: “no se me quedó nada en el tintero. Si no hay algo que quiero decir, yo escribo mis obras.”
En sus unipersonales como “Las mujeres no tenemos llenadero”, “Madre sólo hay una y como yo ninguna”, “La vida se lee”, “Ni un grito más”, “Bendita menopausia”, “Dios, ¿sigues ahí?”, casi siempre aborda temas femeninos y significativos ante sus experiencias; la actriz habla de lo que desea, investiga, reúne el material y finalmente lo realiza, sin duda alguna, una vocación teatral plena.
Siguiendo la temática cultural, Susana Alexander también lamentó las recientes decisiones respecto a la muerte de fideicomisos como el cinematográfico y el destinado a la ciencia. Declarando que representa un error que retrasaría el camino logrado por los artistas e investigadores mexicanos, enfatizó que “un país que no tiene ciencia desarrollada será esclavo de otros, será sirviente.” Ya habiendo abarcado las ramas donde se ha desarrollado profesionalmente- cine y teatro- la entrevista no podría concluir sin conocer los futuros proyectos que la actriz prepara. En el cine, sus seguidores recibirán la tercera parte de la trilogía “De la Abuela” –El cumple de la abuela, La boda de la abuela y El testamento de la abuela- además de dos propuestas para el próximo año; en el teatro estrenará obra en febrero, aún sin dar a conocer mayor detalle.
Pero con El rincón de la cana al aire, una propuesta ya disponible en Facebook y Youtube, la actriz presenta cápsulas de poesía, cuento, recetas de cocina y abre las puertas de su casa hasta para conocer a los quince perros que son parte de su familia, que a lo largo de la entrevista fueron un tema constante, puesto que ella se declara amante incondicional de los caninos.
Si el próximo sábado se encuentra sin plan alguno y el aburrimiento parece ser una amenaza furtiva en su hogar, Viaje al corazón de las palabras, es una buena opción para internarse lejos muy lejos, en el mundo de las letras. Olvídese por una tarde de los acontecimientos usuales y junto a Susana Alexander y Roberto D’Amico entonen juntos las palabras de Vinicius de Moraes:
Imposible huir de esta dura realidad.
En este momento todos los bares
están llenos de hombres vacíos.
Todos los enamorados se toman de la mano.
Todos los maridos están funcionando regularmente.
Todas las mujeres están atentas
Porque hoy es sábado.