Pemex en el cuarto trimestre de 2020

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Durante el cuarto trimestre de 2020, Petróleos Mexicanos reportó una ganancia neta de 124,210 millones de pesos; en fuerte contraste con los 171,544 millones de pesos de pérdida, registrada en el mismo trimestre de 2019.

En cuanto al balance contable, Pemex obtuvo un rendimiento negativo neto de operación de 59,625 millones de pesos, que contrasta con el resultado positivo que obtuvo en el pasado trimestre por 24,509 millones de pesos. Esto podría estar reflejando en buena medida, el incremento de los precios de referencia de los combustibles tras la caída provocada en el segundo trimestre del año, por las medidas de confinamiento ante la pandemia. De hecho, el costo de ventas que está constituido en un gran porcentaje por la importación de combustibles para reventa, prácticamente igualó a los ingresos por ventas totales de la petrolera. En el mismo período de 2019, Pemex registró un rendimiento negativo de 171,544 millones de pesos.

De su lado, el EBITDA (utilidades antes de intereses, impuestos, depreciación y amortización) del período en cuestión, fue de 20,200 millones de pesos. Esta cantidad, representa un aumento del 78.7% frente al EBITDA obtenido en el cuarto trimestre de 2019 (11,300 millones de pesos).

En perspectiva anual, a pesar de un EBITDA equivalente al 19% de sus ingresos totales, Pemex registró una pérdida neta de 481,000 millones de pesos, frente a la pérdida neta de 347,900 millones de pesos resultante en 2019. De esta manera, 2015 se mantiene como el peor año para Pemex, puesto que entonces sufrió una pérdida neta de más de 712,500 millones pesos.

En el trimestre reportado, Pemex entregó al gobierno federal un total de 59,800 millones de pesos en impuestos y derechos. Esta cantidad significa una reducción del 19.8% con respecto a lo enterado al fisco en el cuarto trimestre de 2019. Existen dos razones fundamentales detrás de esta disminución en la contribución fiscal. La primera es que los precios de la mezcla mexicana de exportación (MME), aún no se recuperaban del todo de la caída experimentada en los primeros cuatro meses del año. El precio promedio acumulado en el cuarto trimestre fue de 41.29 dólares por barril, es decir, 20.5% inferior al del mismo trimestre de 2019. La segunda razón está relacionada con el decreto del 21 de abril, que estableció una reducción anual de 65,000 millones de pesos en el cobro del Derecho de Utilidad Compartida (DUC), de los cuales se materializaron 32,500 millones de pesos en el segundo trimestre y 16,300 millones en el tercero y 16,2000 millones en el reportado.

En el total anual para 2020, Pemex entregó a la hacienda nacional 598,330 millones de pesos en impuestos y derechos. De esta cantidad, 198,989 millones correspondieron al pago de derechos y 399,342 millones de pesos al de impuestos indirectos, como el IEPS de los combustibles y el IVA.

Pemex reportó una producción total de crudo de 1.676 millones de barriles diarios, incluyendo 19,000 barriles diarios de condensados. Esta cifra es ligeramente inferior a la del cuarto trimestre del 2019, cuando fue de 1.693 millones de barriles diarios. La producción del trimestre reportado, sigue reflejando el proceso de recuperación paulatino tras el acuerdo con la OPEP+. Además de esta producción, se extrajeron 18,000 barriles diarios correspondientes a los socios de Pemex.

Conforme a las Estadísticas Petroleras, Pemex cerró el año 2020 con una producción promedio de 1.660 millones de barriles diarios de crudo, incluyendo una producción promedio de 20,000 barriles diarios de sus socios.

El proceso de crudo pasó de 557,000 barriles diarios en el cuarto trimestre de 2019 a 584,000 barriles diarios en el mismo trimestre de este año: un incremento de casi el 5% Así, el Sistema Nacional de Refinación, aumentó en un 2.4% la producción de petrolíferos, pasando de 580,000 barriles diarios en el cuarto trimestre de 2019; a una producción de 594,000 barriles en el trimestre reportado. La producción de gasolinas, en comparación con el cuarto trimestre de 2019, aumentó ligeramente, al pasar de 181,000 a 184,000 barriles diarios. Aunque es necesario subrayar que la producción de combustóleo pasó de 136,000 barriles diarios en el cuarto trimestre de 2019, a 202,000 barriles diarios en el trimestre reportado: un incremento del 48.5% que contrasta con el incremento de 1.6% en la producción de gasolinas. Aún así, el margen de refinación por barril procesado, subió de -2.64 en el cuarto trimestre de 2019 a 3.42 dólares en el mismo trimestre de este año.

Entre el cuarto trimestre de 2019 y el de 2020, la producción total de gas natural disminuyó en un 3.5%, al pasar de 3,767 a 3,636 MMpcd. La producción de gas natural asociado fue de 2,654 millones de pies cúbicos diarios, es decir, una reducción de 152 millones de pies cúbicos, comparada con la del cuarto trimestre de 2019. Por su parte, la producción de gas natural no asociado, se ubicó en 982 millones de pies cúbicos diarios, volumen superior en 20 MMpcd (2.1%) con respecto al mismo trimestre de 2019.

Desde el primer trimestre del año 2019, el envío (quema) de gas a la atmósfera ha tenido un crecimiento sostenido, pasando del 5.1% al 14.2% del gas extraído a lo largo de todo este lapso de dos años. Tan solo entre el cuarto trimestre de 2019 y el del 2020, el volumen promedio diario de quema de gas se incrementó en un 71%, pasando de 396 MMpcd a 677 MMpcd. Este es un dato preocupante, tanto por la pérdida de valor, como por los efectos medioambientales que implica; todo en el contexto de la severa dependencia de México en materia de gas.

El índice que mide el número de accidentes incapacitantes, por millón de horas de exposición al riesgo de los trabajadores, empeoró notablemente al pasar de 0.19 a 0.27, entre el tercer trimestre de 2019 y el de 2020. Sin embargo, el total de días perdidos por millón de horas hombre trabajadas, pasó de 25 a 21 días en ese mismo lapso. Por las implicaciones que tienen estos índices en la salud e integridad física de los trabajadores, es de lamentarse que se haya revertido la tendencia que parecía perfilarse durante el segundo trimestre de este año, cuando el primer índice llegó a ser de 0.13. El total de días perdidos por millón de horas hombre trabajadas, fue de 4 días en ese mismo trimestre.

En promedio anual, el número de accidentes incapacitantes, por millón de horas de exposición al riesgo de los trabajadores, se mantuvo estable en 0.24 entre 2019 y 2020. En cuanto al total de días perdidos por millón de horas hombre trabajadas, estos disminuyeron de 17 a 13, en el mismo lapso.

Reflexiones y comentarios

El reporte de resultados del cuarto trimestre de 2020 refleja, por un lado, la incipiente recuperación del mercado petrolero internacional, aún condicionada a la evolución de la pandemia del Covid 19; y por el otro, la persistencia de problemas estructurales en la petrolera que ameritan soluciones integrales, más allá de los apoyos fiscales otorgados por el gobierno. De hecho, a pesar de la importante disminución en el pago del Derecho de Utilidad Compartida (principal instrumento de traslado de la renta petrolera al Estado), el pago de impuestos y derechos que hizo Pemex (598,330 mdp) fue mayor a su balance primario de operación (584,000 mdp). Esta situación ha sido una constante a lo largo de todo este siglo, con excepción de los años 2006 y 2012, cuando Pemex obtuvo resultados positivos después del pago de impuestos y derechos. De ahí que no sea sorprendente el monto acumulado de su deuda (110,000 MM USdls), la cual equivale apenas a la séptima parte del valor estimado de la renta petrolera generada para el Estado en lo que va del siglo (700,000 MM USdls tan solo de 2000 a 2016, conforme a datos del Banco Mundial).

Como ya señalamos, el precio promedio de la Mezcla Mexicana de Exportación en este trimestre fue de 41.29 dólares por barril. Este promedio, es el resultado de niveles promedio mensuales de la MME, para octubre, noviembre y diciembre; respectivamente, de 38.9, 39.3 y 44.8 dólares por barril. Esta evolución de los precios, muestra la influencia de la expectativa creada por el desarrollo de las vacunas contra el Covid 19 en el mercado petrolero internacional y el comportamiento de la economía mundial asociado a ella. El mantenimiento de la coordinación en el grupo de la OPEP+, el inicio de la vacunación, la disminución de inventarios y las primeras medidas anunciadas por Joe Biden en materia ambiental; han llevado a que la MME ronde los 60 dólares en los primeros días de marzo.

Por otro lado, durante este trimestre de 2020, el tipo de cambio del peso frente al dólar pasó de 22.4573 el 30 de septiembre, a 19.9487 el 31 de diciembre. Esta variación, dio como resultado una utilidad cambiaria de 254,361 millones de pesos. Recordemos que, en el reporte del primer trimestre de este año, Petróleos Mexicanos reportó una enorme pérdida cambiaria por 469,200 millones de pesos, la cual para el segundo trimestre ya se había convertido, en virtud de la apreciación del peso, en una utilidad de 49,545 millones de pesos. Es importante hacer notar que, de la pérdida integral de Pemex al 31 de diciembre de 2020 (481,000 millones de pesos), el 45%, es decir, 216,000 millones de pesos, corresponden al saldo acumulado de esta variable de naturaleza contable. El resto se explica en buena medida por la pesada carga fiscal y por el hecho de que la diminución de sus ingresos por ventas (448,200 millones de pesos) en comparación con 2019, fue muy superior a la disminución observada en el costo de ventas (378,000 millones de pesos) en el mismo lapso.

Tal y como señalamos líneas atrás, el margen de refinación por barril procesado, fue de 3.42 dólares. Sin embargo, la posibilidad de consolidar una mejora en este indicador fundamental de desempeño económico, sigue estando limitada por la producción de combustóleo. En efecto, entre el cuarto trimestre de 2019 y el de 2020, el combustóleo pasó de ser el 23.4%, a representar el 34% de la producción total de petrolíferos. Este hecho, incide en la operación y eficiencia del sistema nacional de refinación, puesto que los procesos deben disminuir en tanto se da salida al combustóleo acumulado. La caída del 20.6% en la producción de turbosina y el ya señalado estancamiento en la de gasolinas, están relacionadas con este hecho. En consecuencia, resulta urgente terminar con la ya avanzada reconfiguración de la refinería de Tula y emprender la de las refinerías de Salamanca y Salina Cruz. De otra manera, la producción de combustóleo será una barrera infranqueable para el óptimo funcionamiento del sistema nacional de refinación. De hecho, Pemex tuvo en 2020 el menor porcentaje de proceso de crudo en relación a su capacidad instalada (36.5%), desde que el Sistema Nacional de Refinación consta de seis refinerías, tras el cierre de la refinería de Azcapotzalco (1992).

Del lado de la comercialización de petrolíferos, al 31 de diciembre de 2019, 8,593 estaciones de servicio operaban bajo la franquicia de Pemex. Un año después ya solo eran 7,468. Es decir, hubo una disminución del 13.1% en el número de franquicitarios Pemex. Resulta evidente la fuerza de la creciente competencia que enfrenta Pemex en este segmento. Aunque muchas estaciones sin su franquicia, siguen comprando combustibles producidos o importados por Pemex, el dato no deja de ser significativo de la pérdida de mercado interno. Esto explica que el pasado 26 de diciembre de 2020, se publicara en el Diario Oficial de la Federación, el «ACUERDO que establece las mercancías cuya importación y exportación está sujeta a regulación por parte de la Secretaría de Energía«.

Las medidas y las facultades otorgadas a la Secretaría de Energía con el Acuerdo del 26 de diciembre, constituyen en su conjunto, el fortalecimiento de barreras a la entrada de nuevos competidores en el mercado de combustibles. En particular, la reducción de 20 a 5 años de la duración máxima de los permisos, genera incertidumbre para realizar inversiones en infraestructura, cuyo tiempo de recuperación puede ser mayor. El Acuerdo parece estar diseñado para servir como válvula que, por un lado, module el potencial exportador de los productores privados de petróleo, en función de las necesidades del Sistema Nacional de Refinación; y por el otro lado, regule las importaciones de petrolíferos, conforme a la capacidad de Pemex de satisfacer la demanda interna, protegiendo así su participación en el mercado local de combustibles. Este Acuerdo está siendo objeto de múltiples demandas de amparo, varias de las cuales ya han prosperado.

La producción de gas natural en México se ha mantenido prácticamente constante e incluso, como ya señalamos, se observó una disminución del 3.5% entre 2019 y 2020. Esto ha generado una altísima dependencia frente a los Estados Unidos, la cual hizo crisis con la tormenta invernal que asoló Texas en febrero y terminó provocando apagones y racionamiento del fluido eléctrico en el norte de México. Es evidente la urgencia de que el gobierno y Pemex diseñen una estrategia nacional para asegurar el abasto de gas natural al país. Se requieren medidas institucionales, fiscales, regulatorias e inversión en proyectos de infraestructura en transporte y almacenamiento. No basta con incrementar el volumen de producción gasífera en el país: Pemex tendría que adoptar una estrategia de producción en el exterior para ir saliendo paulatinamente de la situación de vulnerabilidad en la que se encuentra el país.

Pemex reportó que tras varios años de una tendencia a la alza de sus costos de producción, estos cayeron en 18.2% entre el cierre del 2018 y el de 2020, cuando habrían pasado de 13.7 a 11.2 dólares por barril producido. Esto pondría en fase a Pemex con lo que ocurre a nivel mundial, donde en ese mismo período se espera una reducción promedio del 10%. Ahora bien hay que hacer notar que incluso con esa disminución en su costo promedio de producción, este sigue siendo muy superior a los 6.10 dólares por barril producido que su régimen fiscal le permitió deducir en 2020 para el pago del Derecho de Utilidad Compartida en aguas someras (donde se encuentra el 80% de su producción). Esto muestra la necesidad de revisar los límites de deducción en la Ley de Ingresos sobre Hidrocarburos pues de otra manera, Pemex seguirá sin poder deducir la mayor parte de sus costos de producción. En ese sentido, el secretario de hacienda, en varias declaraciones, ha hecho saber que es inminente un cambio en el régimen fiscal de Pemex, después de las elecciones intermedias de junio. De hecho, ha manifestado que habría una reforma fiscal general, por lo que es posible que en el marco de esta, se discutan las propuestas relacionadas específicamente con Petróleos Mexicanos.

El problema de la falta de pago a los contratistas sigue estando presente en Petróleos Mexicanos. Incluso, se agravó. En el 2020, la deuda de Pemex con sus proveedores, reconocida en sus estados financieros, tuvo un incremento récord de 43.2% alcanzando los 297,994 millones de pesos al cierre del año. Este nivel es el más alto cuando menos en la última década y plantea un serio riesgo para la sobrevivencia de cientos de empresas proveedoras. En 2020, los pagos que debía haber realizado Pemex a sus proveedores de la industria nacional han sido aplazados a un periodo de largo plazo, renegociados o incluso no reconocidos; lo que pone en peligro a miles de contratistas.

En medio de las dificultades estructurales y las relativas a un año particularmente difícil para la industria petrolera a nivel mundial, Petróleos Mexicanos obtuvo un resultado muy alentador en una variable fundamental para el futuro de cualquier empresa petrolera: la tasa de restitución de reservas. En efecto, al 1 de enero de 2020, Pemex obtuvo una tasa de restitución integral de reservas probadas del 124% (incluyendo algunos campos en evaluación). Todo un logro, si consideramos que al 1 de enero de 2017, esta misma tasa fue de apenas el 4%. Sin duda, este dato apuntala la viabilidad de Pemex en el largo plazo, a condición de que se hagan los cambios institucionales, legales, fiscales, regulatorios, estratégicos y corporativos necesarios para asegurarla.