La otra pandemia…

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Hace más de un mes, Montserrat Bendimes, una joven de 20 años originaria de Veracruz fue llevada al hospital de Boca del Río de emergencia después de ser golpeada de manera brutal por su novio, Marlon Botas Fuentes. Los papás de Marlon fueron los que la llevaron  al hospital para después darse a la fuga junto con su hijo.

Montserrat presentaba una fractura de cráneo, cuello y brazo. Pasó 6 días en terapia intensiva. Sus familiares exigieron justicia en redes sociales después de que Marlon se fugara y le pedían a las autoridades que dieran con su paradero.

Covid-19 y violencia de género, mala combinación 

El viernes 23 abril Montserrat fue desconectada por sus familiares después de que los médicos le declararon muerte cerebral.

Los casos como el de Montserrat se han exacerbado desde que empezó el confinamiento por COVID-19 en marzo del 2020. Cientos de mujeres como Montserrat han sido violentadas e incluso asesinadas en sus propias casas ya que muchas se han visto forzadas a encerrarse con sus agresores.

El 25 de abril, una maestra de inglés de la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEM) fue violentada en plena clase por su pareja a quien le suplicaba que le dejara cortar la clase ya que los alumnos habían escuchado «sus gritos». El audio de la clase se compartió en redes sociales. Como era de esperarse miles de internautas mostraron indignación e impotencia ante la situación.

Parece que cada semana aparece uno o varios casos de violencia de género al que los usuarios de redes sociales le dan cobertura para así llegar a los medios y las autoridades correspondientes. Lo que resulta aterrador es pensar en los 11 casos diarios que no son compartidos de manera masiva en redes.

Aumento dramático de feminicidios 

Según informes de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana, los feminicidios aumentaron un 35% en marzo. En febrero se registraron 71 casos mientras que marzo hubo 96, de acuerdo con datos oficiales.

Lo que es verdaderamente indignante es que aunque existan casos conocidos y divulgados como el de Montserrat, existen otros nueve feminicidios diarios. En los primeros 6 meses del 2020, el Inegi reportó que 1844 mujeres fueron asesinadas. Este reporte también demostró que el semestre enero-junio del 2020 ha sido el más violento en los últimos 30 años.

Mientras nos preocupamos durante esos meses por el contagio de Covid-19, al mismo tiempo nos enfrentamos a una pandemia invisible, pero igual de mortal. No resulta extraño que los casos de feminicidios han aumentado debido a que las mujeres se encontraron durante esos meses completamente encerradas con sus agresores y hasta asesinos.

Viviendo con el violentador 

Sin poder ir al trabajo, a la escuela, o simplemente salir a despejarse, las mujeres se encontraron en un momento de completa y absoluta vulnerabilidad. La exposición diaria a la convivencia excesiva y maltrato, dió como resultado un incremento a la violencia intrafamiliar.

México es también ahora el país número 1 en abuso infantil, lo cuál ha dejado también como resultado la muerte de muchos menores de edad.

Si existen protocolos de salud para prevenir el contagio de COVID-19, también se deberían reforzar las medidas de seguridad que protejan a las víctimas de violencia doméstica y sobretodo de género.

La titular de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana, Rosa Icela Rodríguez, aseguró que “no se trata de ganar una guerra, se trata de ganar la paz”, ya que eso es lo que quieren “las mujeres y hombres mexicanos”. En este mismo reporte expresó que se estima que los feminicidios aumentarán un 0.3%.

Estereotipos contra realidades 

Lo que verdaderamente quieren las mujeres es dejar de vivir con miedo. Queremos que nos dejen de violentar a diario y que dejen de matar a madres, hijas, hermanas, o amigas. ¿Cuántas más mujeres tienen que morir como Montserrat para que exista justicia? ¿Cuántas mujeres se van a seguir levantando sin saber si es el último día de su vida?

Antes nos decían que el peligro estaba fuera. Que no nos vistieramos de cierta forma o que no consumiéramos drogas o alcohol. ¿Cuál es la excusa para que las mujeres sean asesinadas en sus propias casas ahora?