Uno de los debates deportivos a las que más horas se le ha dedicado es la grandeza de Leonel Messi. Comparado con Cristiano Ronaldo. También con Diego Armando Maradona, quien no tuvo empacho en reconocer que «Lio» era el mejor. No de su época, pero sí de la actual. Con el portugués siempre se le comparto su capacidad de resiliencia y su falta de entrega (para muchos) con la camiseta de su selección.
Sin embargo, su magia siempre estuvo ahí. Llegó a los 13 años al Barcelona, proveniente de su natal Rosario, Argentina, buscando dos cosas: ser futbolista de élite y una mano que le ayudara a pagar un tratamiento de hormona de crecimiento poco popular y sumamente caro en ese entonces. En La Masia encontró el lugar para pulir sus habilidades. Llevarlo de a poco en su camino para convertirse en, quizá, el jugador más emblemático de una de las mejores canteras de futbolistas a nivel mundial.
Su historia no es la de cualquiera
Messi, quizá, es más catalán que argentino. Ha vivido más años en Barcelona que en la tierra que lo vio partir siendo un niño. Pero en los últimos años la permanencia del 10 había comenzado a convertirse en una suerte de ruleta rusa.
La decadencia normal de cualquier equipo que ha estado por varios años en el topo de su rendimiento, más la falta de un proyecto deportivo que estuviera, hasta cierto punto, ajeno a los caprichos político-económicos de una dirigencia, dejaron ver el agotamiento mental y físico de un Leo Messi que este año encontró su plenitud en la Selección de Argentina al ganarle la Copa América a su rival sudamericano por excelencia, Brasil.
La noticia cayó como una bomba. En Facebook la cuenta oficial del Barcelona anunciaba que no seguí más. Que a pesar de haber un contrato «casi cerrado» la permanencia del astro argentino-catalán llegaba a su fin. El epitafio que nadie quería escribir estaba listo. Messi no seguí más en el Barcelona. El equipo de sus amores.
En una rueda de prensa en la que lloró, Messi lanzó un dardo a la dirigencia que tanto daño le ha hecho a un club que podría tocar fondo en el próximo torneo de La Liga. «Lo más importante para mí es decirle la verdad a toda esta gente que tanto me dio. No sé si lo hizo el club, pero yo tengo claro que hice todo lo posible para quedarme. Estaba todo arreglado. Me bajé el sueldo un 50%. El resto es mentira. Y, después, nadie me pidió nada más».
Esto tras declaraciones del presidente Joan Laporta: «Hay razones muy objetivas por las que no hemos podido cerrar el acuerdo: la situación económica. No tenemos margen salarial, lo hemos excedido. La gestión calamitosa de la junta anterior excedió el límite y no hemos tenido tiempo de revertir esta situación».
La tensión entre la dirigencia, el equipo deportivo y la familia Messi era una bomba que solo esperaba el momento de encender el contador regresivo.
Leo Messi: «Estoy agradecido con la carrera que tuve en el Barça» ?❤ pic.twitter.com/nq5AQamEwk
— FC Barcelona (@FCBarcelona_es) August 8, 2021
El adiós nunca soñado
Ataviado de un traje negro. Solemne para la ocasión, Lio Messi apareció ante un atril que presenciaría por última vez al 10 del Barcelona. Sus palabras fueron demoledoras. Su sentimiento devastador.
«Es muy difícil para mi después de tantos años y hacer mi vida acá. Este año estaba convencido de que íbamos a seguir acá, en nuestra casa, que era lo que más queríamos. Hoy me toca despedirme tras muchísimos años. De toda mi vida acá. Llegué siendo muy chiquito, con 13 años, y me voy con mujer y tres hijos catalano-argentinos. Esta es nuestra casa, se lo prometí a nuestros hijos. Agradezco por todo lo vivido, compañeros, ex compañeros, la gente del club que vemos y no vemos. Defendí los valores de este club e intenté hacerlo con humildad y respeto con toda la gente de esta casa», dijo Messi.
«Di todo por este club y esta camiseta. Desde el primer día que llegué hasta el último. Me voy más que conforme. Agradecer el cariño de la gente siempre, me hubiera gustado irme de otra manera. Nunca imaginé ni despedirme, me hubiera gustado irme con gente en el campo, escuchar una última ovación de ellos».
También, lanzó un mensaje a es afición que pocas veces tuvo algo que recriminarle: «Los extrañé mucho por no jugar con público, y no pudimos estar cerca de ellos, ni sentir su aliento, que coreen mi nombre. Me retiro de este club sin verlos durante un año y medio. Lo hubiera imaginado estando con la gente y despidiéndome bien. Pero se dio así y agradezco todo el cariño de la gente. Hemos pasado muy buenos momentos, también malos, y el cariño siempre fue el mismo. Sentí reconocimiento y amor. Ojalá pueda volver algún día a ser parte de este club y ayude en algo para que siga siendo el mejor del mundo».
Todo apunta a que Messi sea presentado este martes en las escalinatas De la Torre Eiffel y se convierta en nuevo jugador del Paris Saint-Germain.