Empresas fantasmas y opacidad en compras, la próxima afrenta de Gabriela Gamboa, alcaldesa saliente de Metepec

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Las calles de Metepec (Pueblo Mágico del Estado de México) podrían pasar como las de cualquier municipio que está en aras de crecimiento y cuya organización territorial no ha terminado de cuajar.

Baches, semáforos inservibles y un ambiente de intranquilidad y zozobra se respiran en un lugar que se ha convertido en uno de los refugios de empresarios y oficinistas de la Ciudad de México que decidieron buscar más espacios y menos tráfico. Apenas en septiembre pasado, Juan Salgado Guzmán, alias El Indio, presunto líder de Los Guerreros Unidos fue abatido durante una balacera contra agentes de la Fiscalía General de la República a espaldas del Palacio Municipal.

A pesar de eso la gente sigue llegando. Pero los oriundos, los de siempre, no dejan de preguntarse cuándo podrán volver a inflar el pecho de orgullo por una tierra que ha servido (para muchos) de botín político.

Sin embargo, de un lustro para acá el encanto se centró en la arena política de una sucursal premier del Grupo Atlacomulco. Al perder el PRI el control del municipio frente a Gabriela Gamboa bajo los colores de morena, la polémica política se perfilaba (al menos en su discurso) como una mujer «distinta» en la política, alejada de los escándalos, reflectores y enfocada en su encargo popular: gobernar para todos. Sin fobias ni filias. Pero le ganaron ambas. Le ganó la urgencia de pasar a la historia de la oposición.

Escándalos y malos manejos 

Pero la realidad muchas veces llega de formas que no buscamos, queremos, ni esperamos. Primero fue el escándalo del salario de su hija. El periódico Reforma difundió que entre 2019 y 2020 Cabeza Gamboa –hija de la alcaldesa de Metepec, Gabriela Gamboa– cobró casi un millón de pesos al frente del DIF y que, de acuerdo con “información pública de oficio”, en el segundo semestre de 2019 obtuvo una remuneración bruta de al menos 476 mil 30.76 pesos. El Ayuntamiento se limitó a responder que «era garante con el manejo de recursos».

Sin un plan de obra pública y recuperación de espacios públicos, hoy la Ciudad de Metepec está enyerbada. Camellones y calles en el olvido. Gris por donde se le vea y un ordenamiento vial que está lejos de ser ejemplar.

En sus afanes por reelegirse, Gamboa decidió irse por la fácil y la excusa: atacar gobiernos anteriores. Escudarse bajo la bandera de la Cuarta Transformación y en un discurso utópico prometer una continuación de lo hecho «hasta ahora». En esa utopía las cifras sobraron. Los hechos no hablaron por sí solos. Únicamente habló un deseo de seguir mandando.

Y la joya de la corona llegó con un pleito ventilado por Reforma en el que se filtró una llamada de Gamboa (entonces candidata) con un «amigo» en el que lanzaba amenazas contra la hija del hoy alcalde electo, Fernando Flores.  «Nos vamos a confrontar cabrón y vengo por las reelección. Sabes con la niña lo que puedo hacer, ¿verdad?», dice Gamboa. Y remata: «tengo ovarios».

Su realidad 

De los escándalos se llega a la realidad. Tras más de dos años de gobierno y poca gobernanza, Gamboa se deberá enfrentar a una realidad que no tenía presupuestada servicios facturados y no entregados. Una nómina inflada.

Entre 15 y 17 millones de pesos serían cifras preliminares de un dinero que no fue utilizado para lo que fue justificado y etiquetado. 

¿Qué sigue? 

El gran reto de Flores será simple y sin pretextos: encontrar a dónde fue a parar ese dinero que debió haber servido para tapar baches, mejorar la seguridad pública, tener calles más transitables y de a poco ir recuperando lo que se perdió en el Pueblo Mágico. La tranquilidad.