Por Eduardo André Martínez Juárez, como parte del programa Socio Formador con el Tecnológico de Monterrey.
A pesar de su crecimiento, el fútbol femenil en México se sigue enfrentando a salarios raquíticos, a pobres condiciones laborales y a diferencias brutales con la rama varonil.
«¿Qué vamos a hacer con eso? No nos alcanza para nada”. Así le contestó Alicia “Licha” Cervantes a Rafael Márquez hace unos años cuando le ofreció una renovación de contrato en Atlas con un salario de 3 mil pesos al mes. Raquítico para una futbolista profesional.
Cervantes, ahora delantera y capitana de Chivas, reveló esta conversación en el podcast de Jesús “Canelo” Angulo, jugador de Primera División del Rebaño Sagrado, y puso al fútbol femenil de nuevo bajo la lupa. Y es que aunque esta rama ha crecido en México desde la creación de la Liga MX Femenil en 2017, actualmente el sueldo mensual promedio de una jugadora es de 3 mil 500 pesos Una cantidad que en 2022 está por debajo del Salario Mínimo mensual en nuestro país y que palidece en comparación de los sueldos exorbitantes que pueden verse en la liga varonil.
Sin embargo, no es sólo el tema salarial ya que ciertas jugadoras no tienen las facilidades que deberían tener como deportistas profesionales y que sí tienen los futbolistas del equipo masculino. Muchas veces no cuentan con los mismos privilegios que los hombres, aún cuando juegan el mismo deporte y son parte de la misma institución. ¿Estamos ante un nuevo tipo de violencia de género?
«Parece una burla hacia lo que están haciendo ellas»
En varios de los clubes de la Liga MX Femenil, las condiciones laborales y profesionales no son las adecuadas o las que se esperarían para unas futbolistas profesionales. Desde no jugar en los mismos estadios, no entrenar en los mismos campos, la calidad en la transportación a los partidos, la alimentación que muchas veces la tienen que solventar ellas o incluso el acceso a instalaciones como el gimnasio o al podólogo.
“Pueden pasar 18 o 20 horas en un camión cuando los jugadores llegan en 2 horas y el desgaste físico por la transportación es muy alto entonces cómo esperas tener buenos resultados cuando estás desgastando a tus jugadoras y al final no les estás dando las herramientas para que puedan subir su nivel, ¿sabes?”, comenta Camila Minchaca, futbolista amateur y seguidora de la Liga Femenil.
Este tipo de situaciones las califica Mónica Lloret Carrillo, profesora de Ciudadanía y Género del Tecnológico de Monterrey y especialista en estudios críticos de género, como violencia contra la mujer y de varios tipos. Ocurre una violencia económica cuando no se le paga lo mismo a las mujeres que a los hombres. Sucede una violencia simbólica cuando se juzga que una mujer no pertenece al espacio del fútbol y se le hace de menos una vez que ya hay una profesionalización. Hay una violencia psicológica donde se genera un ambiente de señalización, de hostigamiento y de acoso hacia las mujeres futbolistas.
Un acoso que llegó a presenciar de primera mano Dany Borda, otra jugadora amateur y seguidora de la Liga MX Femenil. Hace unos años hizo una prueba con un club de primera división y fue testigo de ciertas situaciones que se pueden calificar como acoso contra las mujeres. Desde preguntar “¿Quiénes son las más bonitas?; ¿Dónde viven?, para poder intuir si pueden pagar las “cuotas” para entrar o incluso llegar a agarrar a las futbolistas de la cintura o del hombro mientras preguntan la posición en la que juegan.
Eventos que Borda no estuvo dispuesta a soportar: “¿Por qué yo tengo que dar algo para estar? Si me van a elegir va a ser por mi talento, va a ser por mis ganas, porque saben que estoy dispuesta, por mi compromiso, por mi disciplina. No porque yo tenga que conseguir dinero para darte o porque yo tenga que aguantar que tú estés acosándome”.
De igual manera, Andy Arciniega, otra futbolista amateur, piensa que sí estamos ante un tipo de violencia contra las mujeres. Ella entiende que las ganancias que hay en la varonil y la femenil son diferentes, gracias a que la rama de los hombres lleva más tiempo. Sin embargo, Arciniega opina que a pesar de los salarios y de la diferencia en la calidad de los entrenamientos e instalaciones, en el fútbol femenil se demuestra constantemente y en ciertos equipos se llegan a dar mejores resultados. Ella entiende que no puede ser de un día para otro pero a través de una mayor difusión, podría llegar a ser posible una equidad.
Una diferencia salarial brutal
Una de las evidencias más claras de las diferencias entre mujeres y hombres en el fútbol mexicano es la brecha salarial. De acuerdo a un estudio de PwC México, las mujeres ganan un 73% de lo que ganan los hombres en los ámbitos laborales de este país. En el fútbol, esta diferencia es sumamente mayor, ya que las mujeres en promedio ganan apenas el 0.6% de lo que se gana en la varonil. De acuerdo a la Encuesta Global de Salarios de los Deportes en el Mundo, este 0.6% ronda los $3,500 pesos.
En otros países, la diferencia salarial existe entre mujeres y hombres pero lo que sucede en México es dramático. En lugares como Estados Unidos, donde hay una gran tradición de fútbol femenil, el salario mensual promedio llega hasta a los $66 mil pesos, cifra más que alta comparado al salario mensual del fútbol femenil en México.
Para poder dimensionar esto, podemos compararlo contra el sueldo de un futbolista extranjero como Florian Thauvin, que en Tigres gana hasta seis millones de dólares anuales, que equivale a $10 millones de pesos mensuales.
Una brecha salarial que Olga Hirata, periodista deportiva, califica como una incongruencia total: «Son futbolistas profesionales. No son amateurs, no están en el barrio, no están jugando un torneito de ´compas, no están de amiguitas. Todas son profesionales».
Lo que más le preocupa a Hirata es que el esfuerzo de una jugadora profesional esté tasado en tres mil 500 pesos, una cantidad que no considera que sea suficiente para cubrir las necesidades básicas como la alimentación, la vestimenta o la vivienda. Justamente esta cifra ni siquiera alcanza lo establecido como Salario Mínimo que hoy es de cinco mil 255 pesos en nuestro país.
«Yo tenía amigas que les pagaban dos mil o tres mil pesos y estaban viviendo en otro estado entonces sus gastos eran mayores que sus ingresos. Es algo que no pueden mantener y es algo que ha sucedido desde siempre. Pero si la brecha salarial entre la mujer y el hombre en cualquier lado es grande, en el fútbol es gigante”, agrega Minchaca.
Además que lo califica como una injusticia porque muchas veces los resultados de los equipos femeniles son mejores a los de los varones y agrega que las amigas que tenía en los equipos de la Liga terminaron por desertar. «Es jugar por el sueño, jugar por el llegar, por ser futbolista profesional, por salir en la TV, por representar los colores y por lo que tú quieras. Es un estilo de vida que no pudieron mantener y tuvieron que dejar los equipos», enfatiza.
¿De dónde surge esta discriminación?
Es necesario analizar la construcción del género en la sociedad para poder determinar lo que podría generar esta violencia o discriminación. De acuerdo con la profesora Lloret Carrillo, en la construcción de la sociedad se generó un “guión” donde el género tiene expectativas, tiene roles, tiene funciones y se espera un comportamiento determinado si eres hombre o mujer.
La profesora explica cómo dentro de ese sistema, se le dieron más privilegios a los hombres, las mujeres quedaron por debajo y las demás identidades incluso más abajo. En esta estructura, se esperaba que las mujeres estén al cuidado y los hombres sean los que provean, que puedan ir al trabajo y que traigan dinero. Las mujeres estaban “diseñadas” para el espacio privado y los hombres para el espacio público, donde encontramos al fútbol.
Por eso se llegó a considerar que las mujeres ocupaban un “espacio que no les corresponde” en el deporte. Una actividad donde hay que correr, hay que gritar, hay que sudar, donde se desarrollan cuerpos musculosos y demás cuestiones que no eran consideradas como “femeninas”. En un país con una cultura machista y misógina como México, se hacen preguntas como:
¿Por qué una mujer jugaría fútbol? Si ya tienen un equipo, ¿por qué quieren hacerlo de manera profesional? ¿Para qué? ¿No deberían estar cuidando, al pendiente de su familia y su hogar?
Por esto es que se piensa que a las mujeres se les está “haciendo un favor” de dejarlas trabajar, de dejarlas competir y se piensa que su trabajo vale menos. Además de que se tienen muchos estigmas sobre las características físicas de las mujeres ya sea que no son lo suficientemente fuertes o lo suficientemente veloces para brindar un espectáculo igual al del fútbol varonil. Esto genera que no sean los mismos presupuestos y la misma difusión hacia el fútbol femenil y que se produzcan diferentes actos de violencia y discriminación contra las mujeres en este deporte.
¿Qué se necesita para solucionarlo?
Hay muchas cosas por mejorar en la Liga MX Femenil. Para las entrevistadas de este reportaje, estas son algunas de las cosas que se tienen que hacer:
Apoyo y compromiso
En 2021, Héctor Saúl Téllez, diputado del PAN, exhortó al Instituto Nacional de las Mujeres a realizar campañas de asesoramiento y acompañamiento a las jugadoras de la liga, por la violencia económica que sufren.
Sin embargo, para la profesora Lloret Carrillo, no es responsabilidad sólo del Estado. Se necesita la labor de los medios, de los dueños de los equipos, de los espectadores y de los ciudadanos.
“Si yo como madre o padre de familia tengo una chiquita que le gusta el fútbol, pues ver cómo impulso, dónde la meto. Que abran espacio en las escuelas de fútbol y que se abran espacios en los clubes”, declara Lloret Carrillo.
Difusión y promoción
Se necesita más difusión en los diferentes medios de comunicación.
“Con la última final de Chivas vs Pachuca, Blanca Felix fue portada de 4 de los 6 periódicos deportivos más importantes de la ciudad y eso es algo que no se veía hasta hace 4 o 6 meses que se empezó a hablar del fútbol femenil”, asegura Camila Minchaca.
“Siento que es un tema 100% cultural y siento que poco a poco lo que pueden ir haciendo es ir anunciándolo más y promocionando. Invitando y motivando a las niñas que juegan fútbol a que se sumen a esto y puedan ser parte. Que conozcan y vean que pueden buscar el destacar su pasión por medio del deporte”, recalca Andy Arciniega.
Representación
Para Lloret Carrillo, es muy importante tener representación y mujeres que sean líderes.
“Cuando tú como niña estás creciendo y no te ves representada en la ciencia, no te ves representada en la política y no te ves representada en el deporte, pues dices ese espacio no me corresponde”.
“Esa es la gran importancia de estos referentes femeninos porque en un país machista como México, tú como niña creces pensando que sólo sirves para la cocinita, para cuidar o para ser mamá”.
Tiempo y oportunidad
Para Olga Hirata, el fútbol femenil necesita tiempo y que los dejen trabajar, pero trabajo de verdad.Asegura que el talento existe y hay jugadoras muy buenas, muy comprometidas, que nacieron con el don y nada más necesitan “pulirlas” un poco.
“Yo creo que las mujeres no necesitamos que nos apapachen ni que nos tengan lástima ni que nos traten bonito. Necesitamos que nos respeten, que nos den el valor justo a nuestro trabajo, se nos dé conocimiento monetario porque al final del día todos trabajamos por dinero”, afirma Hirata.
Educación
La cultura del deporte femenil tiene que ver con la educación y tiene que ver con cómo quitarle el género a los cuidados y cómo quitarle el género al fútbol.
De acuerdo a la profesora Lloret Carrillo: “Sigue habiendo un montón de frases y de violencia que se llaman simbólicas hacia nosotras. El que tú pienses que una mujer no es buena en el fútbol porque es mujer es una violencia simbólica y es un micromachismo o un súper machismo”.
¿Se podrán lograr en México los salarios igualitarios que se lograron en la selección de Estados Unidos y en la selección de España? ¿Las futbolistas tendrán las condiciones que ameritan las deportistas profesionales? ¿Se eliminarán los actos violentos y la discriminación contra las mujeres en este deporte? Ese debería ser el objetivo del fútbol mexicano.
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