Una de las grandes promesas de campaña de Andrés Manuel López Obrador fue hacer justicia en el caso de la desaparición de los 43 normalistas de la Escuela Normal Rural Isidro Burgos. Encontrar a los culpables y «tirar» la verdad histórica ofrecida por el Gobierno de Enrique Peña Nieto.
Pasado el ecuador de la administración conocida como la Cuarta Transformación, el subsecretario de Derechos Humanos, Alejandro Encinas, ha confirmado lo que muchos especialistas en materia de seguridad habían escudriñado: los estudiantes están muertos. Como si la tierra se los hubiera tragado, los 43 de Ayotzinapa, se fueron sin dejar rastro. Una de las primeras líneas de la versión oficial de la versión peñanietista es que luego de ser secuestrados por un grupo del Crimen Organizado en Iguala, la fatídica madrugada entre el 26 y 27 de septiembre del 2014 habrían sido asesinados y quemados en el basurero de Cocula, Guerrero.
«No hay indicio alguno de que los estudiantes se encuentren con vida. Por el contrario, todos los testimonios y evidencias acreditan que estos fueron arteramente ultimados y desaparecidos», dijo encinas desde Palacio Nacional.
La verdad, por más dolorosa que sea: #Ayotzinapa: Crimen de Estado.
Descarga el informe y sus anexos: https://t.co/g61oRTdsEm pic.twitter.com/wT4Zv6u62x— Alejandro Encinas (@A_Encinas_R) August 18, 2022
Además, aclaró que los restos de Jhosivani Guerrero en 2021; Christian Rodríguez en 2020 y Alexander Mora en 2014, identificados en ese orden, no formaban parte del grupo que fue desaparecido. Para Encinas y de acuerdo con un informe preliminar presentado por la Secretaría de Gobernación (Segob), se trató de un Crimen de Estado.