Una tragedia más: mueren hermanos inmigrantes en el desierto de Arizona

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Murieron abrazos. Sus esperanzas se perdieron conforme su cuerpo se iba quedando sin agua. Ellos hoy son, para el gobierno, cifras que engrosan la muerte de migrantes mexicanos en el desierto de Arizona. Para sus familias, ausencias irreemplazables. Su historia recuerda a la retratada por Los Tigres del Norte en su corrido José Pérez León, que narra la hazaña fallida de un migrante que busca llegar a Estados Unidos, pero muere por falta de aire en la caja del tráiler que lo transportaba junto a otras decenas de personas.

Al igual que José, los hermanos Edgar y Carlos, 37 y 23 años respectivamente, pagaron su cuota. Una que seguramente reunieron con muchos esfuerzos. Ellos solo querían encontrar una mejor oportunidad de vida. Oriundos de San Juan Bautista Tuxtepec, Oaxaca, municipio en el que el 42% de las viviendas no cuenta con servicios básicos y donde la incidencia de la carencia de acceso a la alimentación es de 24.8% y contando.

Ellos ya no pudieron formar parte de las estadísticas de las remesas que se reciben el municipio, que al primer trimestre del 2022, de acuerdo con cifras del Banco de México, alcanzaron los 10.6 millones de dólares.

La decisión de buscar una mejor calidad de vida de Edgar y Carlos tiene razones suficientes: el salario promedio mensual es de poco más de tres mil pesos en el comercio informal. El que está en la formalidad puede alcanzar los seis mil pesos.

Al igual que a José, los hermanos fueron abandonados por el traficante de personas que había prometido guiarlos hacia una nueva vida.