La diabetes no solamente es una de las enfermedades más comunes a nivel mundial sino también, de las que más vidas cobra, ya que en el mundo, cada 8 segundos muere una persona a causa de este padecimiento.
En nuestro país, estas alarmantes cifras se convierten en un desafío para las instituciones de salud pública que tienen que invertir cerca del 30% de su presupuesto en esta enfermedad y otras relacionadas como la obesidad y la insuficiencia renal.
Actualmente, cerca de 12 millones de mexicanos padecen esta enfermedad, es decir, entre un 7 y 10 por ciento de la población total adulta, de la cual se prevé que para 2025, la cifra aumente a un 15%, representando un fuerte impacto en los costos laborales y económicos para el país.
Si bien, los mexicanos tenemos una alta predisposición genética para desarrollar esta enfermedad, un factor que es fundamental atender es el de la cultura y los buenos hábitos de alimentación, hidratación y actividad física, ya que la combinación de predisposición genética, alto consumo de bebidas y alimentos procesados y excesivamente azucarados y el sedentarismo, se convierten en la receta perfecta para padecer diabetes.
A lo anterior se suma otro aspecto con alto impacto en la salud pública, las elevadas cifras de sobrepeso y obesidad, que alcanzan al 65 por ciento de la población mexicana y constituyen factores de riesgo para desarrollar enfermedades cardiovasculares.
Los pacientes diabéticos, se vuelven propensos a desarrollar problemas como la retinopatía que puede causar ceguera, nefropatía o enfermedad renal crónica y provocar la necesidad de tratamientos como la diálisis y la hemodiálisis e incluso trasplantes.
Otra de las consecuencias de una diabetes mal cuidada es la amputación de extremidades derivada de la incapacidad del organismo para regenerar el tejido luego de alguna herida.
Si bien, la ciencia y la tecnología han avanzado en la búsqueda de nuevas alternativas para la atención de este padecimiento, el factor fundamental sigue radicando en la concientización y promoción de estilos de vida más saludables que deriven en la disminución de los factores de riesgo de la diabetes como la dieta balanceada, la hidratación adecuada y la práctica constante de actividad física, de ahí que en todo el mundo, noviembre sea un mes dedicado a la difusión, desde distintos ámbitos, de una cultura de prevención y atención oportuna de la diabetes.