El canon estético de la mujer: una visión machista.

72
Lisa Lyon 1984 Robert Mapplethorpe 1946-1989 ARTIST ROOMS Tate and National Galleries of Scotland. Lent by Anthony d'Offay 2010 http://www.tate.org.uk/art/work/AL00182

Por Kat Villalpando.

«Estamos acostumbradas a ser tratadas como objetos, no sujetos, y apenas estamos saliendo de eso.» Margo Glantz 

Se dice que lo bello es un pensamiento subjetivo. Sin embargo, ese mismo pensamiento milenario, es el que ha regido un patrón estético acerca del cuerpo de la mujer. 

Es mujer bella la que tiene caderas prominentes y grandes senos, porque está preparada para procrear. La mujer está hecha para ser madre, para que sus curvas protejan al hijo de su progenitor. Es más mujer la que tiene unos pies pequeños y piernas estilizadas, cuando estos sólo cumplen una función:  poder caminar. 

La juventud y la virginidad han sido por siempre significado de belleza, pero en realidad, es la falta de conocimiento sexual lo que idiotiza y planta una especie de poder masculino; una excitación por el hecho de ejercer sus necesidades sexuales en «algo» nuevo, que en realidad es «alguien», porque no somos un objeto. No somos una especie de premio. 

Depilarse es visto como un acto de pureza. !Falta de higiene, falta de feminidad…» son algunos de los pensamientos más recurrentes del hombre macho. Lo que realmente habríamos de cuestionarles es su discurso, porque al parecer es mucho más profundo, que incluso puede llegar a ser abrumador e incómodo de sólo ponerlo sobre la mesa. ¿Les causa asco el vello femenino o en realidad es la ausencia de vello un sinónimo de inocencia/niñez para ellos? Porque en realidad el cuerpo de una niña es el único que va a carecer de vello por una etapa. De nuevo, lo «puro» es lo absoluto en este pensar.

Y aún cuando cumples los cánones estéticos, somos censuradas. Porque sólo es permitido permanecer sentada en un sofá con el cuerpo desnudo, mientras ellos nos admiran, mientras somos una musa, una femme fatale o una actriz porno que te enseña el deber ser de la mujer en la vida sexual. Tu cuerpo es censurado para los demás, porque no es tuyo, es de uno. Y es que en realidad aquí el problema no es que la mujer tenga vello o la ausencia de éste, está mal que, en plena época contemporánea, no cuestionemos y sigamos costumbres por seguirlas, en vez de crear nuestros propios argumentos y también voltear a ver a la industria; obligarla a repensar sus estándares de lo que es femenino. 

Dice Virginie Despentes en la Teoría de King Kong que «nunca antes una sociedad había exigido tantas pruebas de sumisión a las normas estéticas y tantas modificaciones corporales para feminizar un cuerpo», porque lo normal sería desafiar la convención de la belleza y la corporeidad que aparentemente es femenina. 

Aún no estamos en una sociedad que se encuentre consciente de todas las realidades que existen en la mujer mexicana. Su diversidad de color de piel, sus cuerpos con y sin curvas: marcas que simbolizan la vida de una mujer. Pareciera que fuera obvio. Pero, sí. Para muchos que una mujer tenga estrías es la descripción gráfica de «fealdad». Pero, no. Son la descripción gráfica de crecimiento, seas mujer o no seas mujer.  

Rosario Castellanos en Mujer que sabe latín, explica que «la belleza es un ideal que compone y que impone el hombre, y que por extraña coincidencia, corresponde a una serie de requisitos que al satisfacerse, convierten a la mujer que los encarna en una invalida». Y sin ánimos de exagerar, si se simplifica toda esta idea, terminamos siendo un simple objeto, de nuevo. Un objeto aparentemente inanimado, que sufre los estragos del deber ser, física y emocionalmente, porque, ¿cuántas no nos exigimos tanto por nada?

Como mujeres cargamos con construcciones sociales de las que hay que saber desprendernos si no estamos de acuerdo y repensarlas si no las establecemos nosotras mismas. Y como sociedad, es necesaria, y urgente, una nueva manera de observar a la mujer. 

 

Fotografía por Antonia Reeve, Galería Nacional de Escocia.