Por Naomi Villa.
Debido a la crisis que ha provocado el COVID-19, diversos Estados alrededor del mundo están implementando medidas de aislamiento social como una de las reglamentaciones más eficaces para evitar una mayor cantidad de contagios, pero, ¿dónde se refugian los que no tienen a donde ir? De acuerdo con la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), 14 millones 940 mil mexicanos viven en situación de calle, razón por la cual se sitúan en uno de los sectores sociales más expuestos en situaciones de contagio y problemas de salud causados por la pobreza extrema en la que viven.
Entre más días pasan de cuarentena, más nos damos cuenta que un hogar para refugiarse del coronavirus no necesariamente significa un lugar seguro. Muchas familias mexicanas están desprovistas de recursos, pues un techo no garantiza comida o servicios de salud pública. De igual manera, a lo largo del mes se han reportado 43 casos de violación sexual y las llamadas de abuso sexual que han recibido las líneas de ayuda han incrementado en un 65%, esto sucede cuando mantienes a abusadores y víctimas en un mismo espacio. Y por si fuera poco, hay un sector entero de la población que además de preguntarse diariamente dónde pasarán la noche, ahora debe preocuparse por un virus de alta mortalidad sin lugar para refugiarse.
«No pasa nadie a vernos, ni nadie ha venido a informarnos. Si no lees tú algo, o te informas, nadie viene. Entre nosotros, quien tiene la oportunidad de actualizarse es el que le cuenta a los demás cómo están las cosas. Sabemos que hay que hablar a una distancia y no darnos la mano. Yo he aconsejado al resto que seamos un ejemplo para los demás ciudadanos. Comportémonos como nos han dicho que hagamos y tengamos paciencia. Nosotros somos tranquilos, es la naturaleza de los pobres», es una de las muchas respuestas que recibió El Confidencial es sus entrevistas por la calle. Pero hay una opinión común entre los entrevistados: no importa el virus, pero gracias a él las personas que antes pasaban a darles comida lo han dejado de hacer; los lugares donde antes se podían refugiar, han cerrado.
Por ahora, Almudena Ocejo Rojo, secretaria de Inclusión y Bienestar Social , anunció que los comedores comunitarios seguirán abiertos. El personal se capacitó para la cuarentena desde mediados de marzo y exigen que se pida la comida ‘para llevar’. Asimismo, se anunció que las brigadas de territorio continuan haciendo sus recorridos desde el inició de la fase 2, quienes entregan mascarillas y gel antibacterial a las personas en situación de calle, les toman la temperatura y buscan otros síntomas generales.
Recordemos constantemente los privilegios con los que contamos desde nuestro hogar sin olvidar a las personas que no los tienen.