La peor parte de la cuarentena es cuando pasan los primeros cinco días y te preguntas ¿qué estoy haciendo aquí? Ya limpié y acomodé la alacena, saqué los libros, papeles y tiliches que no necesito. Marie Kondo estaría orgullosa de mi si entrara a mi casa. Y ahora ¿qué hago?
Quienes nos hemos dedicado a la política desde la perspectiva de políticas públicas muchas veces cometemos el error de ser fríos, de pensar únicamente en resultados y no tomar acciones que no se pueden medir, como el humor social. Llámenme ridículo, que muchas veces sí lo soy, pero me gustan las mediciones de la felicidad, todo eso que llaman “intangibles”.
Vuelvo a mi sillón, continuo con mi columna, llamo a mis papás, le escribo a mis hermanas, reviso mi Facebook, bajo Tik Tok. Sin duda, la peor parte de la cuarentena, es cuando ya terminaste con tus pendientes, y te empiezas a volverte “loco”. ¿QUÉ MÁS HAGO? Ya vi todo lo que hay en Netflix, leí dos libros, hice yoga, cociné. Estar encerrado nos puede hacer pensar que no estamos haciendo nada, que deberíamos estar en la calle y seguir con nuestras vidas, que extrañamos ver a nuestras familias, que tal vez no debimos cancelar ese viaje cuando anunciaron lo de la pandemia.
La labor de quedarnos en casa es la más importante que tenemos los ciudadanos del mundo, y aunque no nos demos cuenta, es importantísima para reducir los contagios. Sin embargo, los gobiernos en sus distintos niveles no han encontrado maneras creativas de conectar con el lado emocional de la ciudadanía, decirnos lo importante que es todo lo que hacemos o presentar políticas públicas que nos faciliten quedarnos en casa.
Quienes tenemos el privilegio de contar con internet en casa, tenemos acceso a películas, libros y tutoriales en línea para hacer un curso educativo, o el whatsapp de la maestra de nuestras hijas o hijos, tenemos un privilegio de clase del que no gozan muchas y muchos mexicanos. Quienes no están conectados a internet, también necesitan mantenerse activas y activos. La pregunta es cómo… ¿Bibliotecas a tu casa? ¿Políticas de tele educación abierta? Sí, la educación es buena pero además de apelar a la lógica de la ciudadanía haciéndonos entender que cortamos la epidemia al quedarnos encerrados, necesitamos mensajes que apelen a la emoción, a la ternura, a la risa y al amor.
¿Quién debería hacer esto? El gobierno, la sociedad, todos. Todos somos responsables de poner nuestro granito de arena para combatir el COVID 19, pero es tarea de quienes están del lado del gobierno empezar a echar a andar la creatividad, pues esta cuarenta podría ser el primer episodio de nuestra nueva realidad y la realidad es que necesitamos tener en qué invertir nuestro tiempo. Queridx lector, espero sus consejos para no aburrirse en Twitter: @Alf_S, les dejo el que me dio mi gato, “intenten mantenerse activos para no volverse locos”.