«El Cholo» Simeone: 50 años del guerrero con el fútbol en la sangre

627

Por Eric Berry.

Fue un día como hoy de 1970 cuando Diego Pablo Simeone vio por primera vez la luz de este mundo en la capital porteña de Argentina. El máximo ganador en la historia del Atlético de Madrid, como entrenador, cumple hoy 50 años y lo recordamos como un ícono feroz y aguerrido, desde sus inicios en Vélez Sarsfield hasta su periodo actual como timonel de los colchoneros.

Aunque su papá lo hizo de Racing, el “Cholo”, como comúnmente le han apodado, en realidad tuvo sus inicios como futbolista profesional en el club de Liniers; por otro lado, su familia siempre apostó más por un futuro en Argentinos Juniors, pero no fue fichado. El talento de Simeone no fue descubierto sino hasta que el otro equipo del barrio de Liniers, Vélez, le diera la oportunidad de debutar en una cancha del máximo circuito argentino.

El 13 de septiembre de 1987 llegó su debut con “la V” en el pecho. Lo hizo en el Bosque, casa de Gimnasia de La Plata. El marcador de 2 a 1 en contra. Sin embargo, este sería apenas el primero de los pasos del Cholo para convertirse en una futura estrella de la Selección Argentina.

Más allá del linaje y la herencia cultural que existe entre Italia y Argentina, el fútbol ha sido un puente de conexión entre ambos países. A menudo funciona como camino para que futuras estrellas porteñas, rosarinas o platinas, se comiencen a hacer un nombre en el balompié del viejo continente. Así fue como Carlos Salvador Bilardo llevó a Simeone al Pisa en 1990.

Su paso por el equipo italiano duró apenas dos temporadas. En la del 92, Bilardo juntó al astro argentino con Diego Armando Maradona en el Sevilla. Este último ya en el tramo final de su carrera. El paso del ‘Cholo’ fue un mero trámite en esa escuadra. Su explosión como futbolista fue con el “auténtico equipo de sus amores”, el Atlético de Madrid- Ahí, jugó desde 1994 a 1996, ganando el título de la Liga de España y la Copa del Rey en la temporada 1995/1996.

Regresó a Italia con el Inter para proclamarse campeón de la Copa UEFA, en 1998, para más tarde pasar a formar parte de la Lazio y conseguir el triplete (Serie A, Copa de Italia y Supercopa de Italia) en el 2000. Antes de retornar a Argentina, tuvo una última etapa como colchonero que pasó con más pena que gloria.

El equipo de Avellaneda, Racing Club, fue el encargado de repatriar a un Simeone proclamado una leyenda del fútbol argentino gracias a su brillante paso por Europa. Tras su retiro como futbolista, se convirtió en el director técnico de los académicos, aunque con muy mala fortuna debido al periodo de crisis que vivía el primer equipo profesional de Argentina.

Las primeras mieles de victoria en el banco las vivió con Estudiantes de La Plata, con quien consiguió el título de Liga en 2006. En un cierre épico, alcanzó en la recta final al líder Boca Juniors. El tramo final fue histórico y en un partido, que fue una final cantada de ese torneo largo, el equipo del ‘Cholo’ rebasó por puntos a los azul y oro.

Consiguió un título más con River Plate, en 2008, no obstante, su salida de los millonarios fue por la puerta de atrás, últimos de la tabla y con un amargo sabor de boca. Pasó por San Lorenzo, Racing (una vez más y como subcampeón), Catania, y finalmente terminaría su etapa como dirigente en Argentina. Recibió una llamada telefónica desde el Vicente Calderón y no tardó en correr hasta los brazos del amor de su vida, el Atlético de Madrid, equipo con el que ha permanecido hasta el día de hoy y con quien ha ganado la Europa League, Liga de España, Copa del Rey, Supercopa del Rey y dos subcampeonatos de Champions League.

Diego Pablo Simeone ha sido la cara de un nuevo Atlético de Madrid: fuerte, competitivo, veloz, agresivo, gallardo. Todas y cada una de ellas, características que lo definieron cuando se desempeñaba en el gramado. El Cholo ha sabido dejar marca en uno de los equipos más tradicionales del fútbol español, donde es amado y odiado, pero siempre respetado. El ´cholismo´ forma parte del ADN e identidad del Atlético de Madrid en la era moderna, y por siempre quedará marcado como un parteaguas en la historia del equipo colchonero.