Por M. Tuda.
Natalia Lafourcade sacó este 8 de mayo un nuevo disco, el cual ha creado cierta controversia entre sus seguidores; algunos molestos por la repetición de canciones de anteriores álbumes, otros fascinados con las diferentes versiones de sus canciones favoritas.
A casi 20 años del lanzamiento de su primer disco, hoy Natalia nos deleita con un recorrido musical por muchas regiones del país. Aquí en IdentidadMX festejamos y admiramos el gran talento de Natalia Lafourcade, su gran sensibilidad e ingenio, así como su nacionalidad y determinación por rescatar el patrimonio mexicano y latinoamericano a través de la música.
Tuvé la oportunidad de conocer a Natalia hace no más de un año, buscando libros en las repisas del Fondo de Cultura Económica, en la sección de literatura latinoamericana (sello particular). Me acerqué temeroso, Natalia me lanzó una sonrisa de oreja a oreja, esperando a que dijese algo.
-Ha de ser difícil salir a la calle sin ser molestada…
-Para nada… ¿Cómo te llamas?
-Manuel, tú Natalia (traté de hacerla reír).
-Me gusta tu playera, Chet Baker es de mis músicos favoritos.
-Es el mejor, el jazz es fascinante… me encantaría ser músico.
-¿A qué te dedicas?
-Estudio arquitectura, de hecho, vengo de la Casa de Luis Barragán.
-No la conozco, a mí me hubiese encantado ser arquitecta. Mi casa en Veracruz la diseñé yo, junto con un amigo arquitecto. Me encantan los arquitectos
-A los arquitectos nos encanta tu música (risas). Quería decirte que te admiramos mucho, tu gran sensibilidad y cómo has rescatado tradiciones que, de no ser por ti, yo no conocería.
-Sólo es cuestión de conocerte a ti mismo, lo que eres, de dónde vienes… amo Veracruz, porque yo soy Veracruz… si te gusta mi trabajo te recomiendo que busques música de toda Latinoamérica, no somos los únicos.
No hace falta decir que caí ante su carisma y viveza, todos estábamos igual. Natalia, en su metro y medio de estatura, es sin duda una de las cantautoras más reconocidas a nivel internacional. Ella se ha dado a la tarea de hacernos reflexionar, trayendo las voces del pasado al presente.
Empezando con éxitos como «En el 2000» de su álbum homónimo – Natalia Lafourcade – en 2002, siempre tuvo una voz propia, desde las preocupaciones por el nuevo siglo:
«Ya no soy, ya no soy
La infantil criatura, la inocencia se acabó
Ya no soy, ya no soy
La de ese cuerpo extraño, ahora siente el corazón»
Una voz que viene del corazón, libre. Sin embargo, hay un cambio sumamente importante en su carrera con Mujer divina en 2012.
Natalia, en colaboración con diversos artistas, renunció de cierta forma a su voz haciendo un homenaje al Flaco de oro, Agustín Lara. Un disco que juntó diversas generaciones. Tengo muchos recuerdos de mi abuelo y yo deleitados escuchando canciones como «Farolito» o «María bonita».
Natalia rescata a Agustín porque sabe que en ella hay un poco de él, así como hay un poco de él en todos nosotros. Abandonar la voz propia, para tomar una voz colectiva, mexicana y universal.
Después vinieron varios proyectos, en los que combina su voz y corazón con diversos autores. Las emociones no cambian a lo largo de la historia, todos hemos amado o sufrido un desamor. Natalia nos ha enseñado que las emociones no tienen edad.
En éste su último álbum, encontramos a una Natalia madura, transparente. Un disco casi de estudio, una expresión personal más que un producto. En su voz se denota alegría, nostalgia y sobre todo honestidad, que yo nunca había escuchado.
Para acabar, me gustaría compartir (parafraseada) una de las letras de su disco: Desde que vi tus ojos me enamoré
Desde que oí tu canto sabía que, no habría modo de abandonarte mi amor
Todos los haces brillar, tú mi religión
A veces me pregunto por qué me alejo de tu alegría e inspiración
Tú eres mi hogar, mi religión eres tú
Música eres tú mi religión, una vida no basta para entregarte mi amor. Tú mi religión
Gracias por regalarnos la música, estoy seguro que un paseo por la vida no basta para escucharte a ti y a todos los que vienen detrás de ti.