Por Aileen Kent.
Sabemos que está científicamente comprobado que la mente del ser humano puede ser sumamente poderosa. En el caso de muchos deportistas de alto rendimiento ha habido resultados impresionantes que comprueban éste hecho, así como también situaciones extraordinarias en las que personas que no sabían que eran capaces de lograr algo han logrado lo «imposible». También es el caso de algunos enfermos terminales que han salido adelante, o de lo contrario en cuanto han sabido la gravedad de su enfermedad han empeorado considerablemente.
La mente humana puede ser nuestra mejor aliada o nuestra peor enemiga. Nos puede meter en un estado físico muy particular que nos permite realizar cosas inimaginables y esto se debe a que para la mente pueden dejar de existir los límites; en consecuencia el cuerpo responde más allá de lo que creíamos posible.
En una disciplina artística como la danza sucede de manera muy similar a un deporte de alto rendimiento, ya que es una actividad física que requiere gran desempeño mental. La concentración es fundamental para lograr los ejercicios de un entrenamiento dancístico y la repetición de estos irá desarrollando con el tiempo capacidades físicas, coordinación, rendimiento, etc. Si no fuera por un estado mental apto no se lograría mucho corporalmente.
Los bailarines son un excelente ejemplo del poder de la mente, no sólo por lo que logran hacer con sus cuerpos, sino por el umbral al dolor que generan a partir de las habilidades mentales que implementan. En mi caso personal, he soportado el dolor de una lesión crónica durante 10 años de mi carrera dancística a nivel profesional. Aunque ha sido difícil y si he sentido a veces una serie de limitaciones físicas, estoy impresionada de lo mucho que he logrado pese a la lesión. La única explicación que puedo darle a ésto es que mi mente me ha mantenido a flote. Para lograr bailar como si no hubiera ningún impedimento tienes que convencerte a ti mismo de que no lo hay.
Cuando tengo que dar presentaciones, me concentro previamente y durante la función me enfoco en el presente, de esa manera mi estado mental es el indicado para lograr los movimientos sin que el dolor físico intervenga. Afortunadamente los bailarines tenemos la ventaja de que la Danza no es sólo una actividad física sino también creativa y eso permite que la mente pueda estar en constante comunión con el cuerpo. A mí me funciona usar mi imaginación, si realmente me conecto con el personaje que me toca interpretar logro tener mi mente enfocada y me olvido por completo del dolor físico.
De la misma manera lo he hecho cuando me ha tocado bailar enferma, en condiciones complicadas, o con cualquier otra lesión. También ayuda cuando te sientes emocionalmente frágil, puedes canalizar tus emociones a través de tu danza utilizando las herramientas de tu mente. He conocido muchos bailarines a quienes les ha sucedido de manera similar y años de experiencia me hacen pensar que si no fuera por el poder de la mente no sería posible la Danza.