Pocas veces la comunidad artística, esa que sí se dedica a engrandecer el arte en México, entra en la arena política. Pero dieron una muestra del peso/poder que tiene uno (o varios) premios de la Academia y el buen uso de las redes sociales. La historia la escribió el 21 de mayo el cineasta nacido en Guadalajara, Guillermo del Toro.
En Twitter, el ganador de dos Premios Oscar comenzó un cabildeo que después de varias horas rindió fruto. Comenzó exponiendo la paupérrima situación en la que vive el cine de México. «La mayoría de los trabajadores de la industria Cinematografica necesitan continuidad. Viven de una producción a otra. El nivel de calidad a nivel técnico y artístico se ha disparado a lo mas alto», escribió en el primer hilo de un tuit que lleva miles de réplicas.
Y es que la diputada Dolores Padierna, siempre polémica y file militante de la izquierda lopezobradorista, lanzó un dardo que prometía darle el tiro de gracia a un cine que sobrevive de a poco y al día. Buscaba eliminar los fideicomisos. Y uno de ellos es el Fondo de Inversión y Estímulos al Cine (Fidecine), fideicomiso federal para la producción, postproducción, distribución y exhibición de largometrajes(de 75 minutos o más) de ficción y/o animación mediante la inversión de capital de riesgo y/o la prestación de créditos. Las personas físicas y morales pueden acceder al fondo a través de Convocatoria Públicas a nivel nacional. La diputada ha considerado estos esquemas como las cajas chicas de políticos estatales y federales.
Del Toro ha dicho que la industria del cine es una «sin huella de carbono, hecha a mano, con esfuerzo, con paciencia e ingenio Mexicano» y agregó que cortar los apoyos que otorga ese fideicomiso sofoca «para siempre las pocas formas de supervivencia que existen para nuestro cine».
Y es que hoy buena parte de la historia contemporánea la tenemos en versión cinematográfica. Creaciones audiovisuales han logrado retratar el México que es, el que queremos y el que no queremos. Talentos que en otros años se hubieran quedado en el anonimato han logrado engrosar la oferta, así, de películas que tenemos. Esto, indudablemente, ha llevado a abrir nuevos paradigmas. A generar mayores debates sobre lo que hemos invisibilizado. Pero también aquello que hemos, innecesariamente, engrandecido.
«No aboguemos por nosotros sino por los que vienen: Hay miles de jóvenes que vienen con fuerza e ideas nuevas- estamos buscando reactivar la animación, como forma alternativa de contar historias, estamos estimulando la creatividad para dar salida a esas voces». Así cierra Del Toro un mensaje salido de la Jaula de la Melancolía.