Corría el año de 2015, eran inicios de septiembre y un Alberto Anaya, preocupado por la posible extinción de su partido, se desplazaba entre las curules de San Lázaro para hablar con César Camacho, entonces coordinador del PRI, y así pedirle que se pudiera conformar el PT como grupo parlamentario en esa legislatura. No había logrado el 3% en las elecciones intermedias y, por ende, no se le asignaron diputados plurinominales. Convenció a diputados del PRD y MC, entonces sus aliados, para que conformaran el grupo parlamentario. La respuesta de Camacho fue clara: él no era quien podía decir si se conformaba o no el grupo, no tenía ese poder.
La luz entre la oscuridad la dio el Tribunal Electoral, permitió que el PT participara en las elecciones federales por el distrito 1 de Aguascalientes, en las cuales se ordenó la reposición para diciembre. Esas elecciones permitieron a la franquicia de Alberto Anaya permanecer como partido político en 2015 y lograr su permanencia para 2018, cuando por tercera vez apoyaron la candidatura de AMLO.
Hagamos un poco de memoria. El PT surgió a inicios de los 90, de la mano de su eterno líder Alberto Anaya y apoyado por el apellido que más escozor produce en la política mexicana: Salinas de Gortari. Con el objetivo de dividir el voto del creciente PRD, Carlos, entonces Presidente de México, y Raul, el hermano incómodo, ayudaron a su amigo a crear su partido, incluso el propio Anaya ha reconocido esa amistad
En las elecciones de 1991, el PT participó pero no logró el mínimo de porcentaje que se requería. Al siguiente año, realizó las asambleas nacionales que le permitieron mantener el registro y participar en las elecciones de 1994, donde postuló a Cecilia Soto a la presidencia, siendo de las primeras tres mujeres en ser candidatas, pero quien mayor porcentaje de votos obtuvo de las tres: casi el 3% de los votos.
Desde entonces, ha sido una presencia constante en las elecciones tanto federales como locales. Ha mantenido alianzas, a nivel local, con casi todos los partidos políticos que existen, sin importar la ideología, siendo así que ha estado con el PRI, PAN, PVEM, PRD, MC, PES y ahora MORENA. Es común ver imágenes de Lenin, Marx, Engels, Mao Tsé en sus espacios.
En todos estos años, el PT ha sido dirigido por Alberto Anaya, a diferencia de otros partidos, es el único que no ha mantenido elecciones para renovarla, sólo se podía comparar con Movimiento Ciudadano, la franquicia naranja, donde hasta hace poco era Dante Delgado quien la dirigía.
Mucho ha cambiado desde ese septiembre de 2015. De no existir el PT en la LXIII Legislatura, llegó a la actual siendo la tercera fuerza política. Debido al ajuste de legisladores, que la mayoría se pasaron a Morena, se convirtió en la quinta fuerza política, por debajo del PRI y el PES. Actualmente, con la integración de más legisladores a sus filas, ha pasado a ser la cuarta fuerza y con miras a regresar a ser la tercera y hacerse de la Mesa Directiva para el último año.
De concretarse esto, tendrían un escenario ideal para hacer campaña y sumar diputados a una coalición que podría quedar reducida ante la respuesta federal al COVID. Esto lo ayudaría a consolidarse como una fuerza política y hasta impulsar a sus candidatos en las coaliciones.
Es el único partido que no ha tenido un gobernador 100% emanado de sus filas, incluso MC y PVEM ya los han tenido, hasta el propio PES con Cuauhtémoc Blanco ha podido expresar ese logro.
Es de extrañarse que en la pasada sesión de la Comisión Permanente, el PT presentara una iniciativa para adelantar la consulta por revocación de mandato, tema que ya se había aprobado y que no ha vuelto a estar en la agenda de MORENA. La iniciativa la presentó el diputado Benjamín Robles, quien suena para ocupar la Mesa Directiva, incluso buscó ser vicepresidente para este año legislativo que culmina, pero no se aprobó que se creara una cuarta vicepresidencia.
El PT sigue estando del lado de AMLO, pero sabe que representan a una izquierda extremista. Que si bien se unieron al actual Ejecutivo, puede provocar no adherirse a un proyecto como el que representaría Marcelo Ebrard, futuro candidato a 2024 y quien representa a una centro-izquierda, que le heredó Manuel Camacho Solís. Ante esto, ya hay voces que ven a Gerardo Fernández Noroña como posible candidato, él mismo ha manifestado su interés en serlo y no son pocas las voces que lo apoyan
La jugada de Alberto Anaya para mantener su franquicia es clara: mantener al PT, hacerlo crecer en votos y porqué no pensar en una contienda a la presidencia de nuevo por su cuenta, sin ir en alianza en ese escenario. Sabe que el factor AMLO no durará mucho.
Sólo queda esperar los movimientos que realice Anaya, buscando privilegiar el interés de su bolsillo.