Por María José Valencia E.
Nacido en la pequeña ciudad de Tulln, en la Baja Austria, Egon Schiele llegó al mundo un 12 de junio en 1890, en el seno de una familia de funcionarios de clase media. El pintor Max Kahrer se convirtió en uno de sus primeros mentores y le enseñó varias técnicas artísticas. Durante sus años escolares, tuvo bajo rendimiento académico y como resultado su madre decidió sacarlo de la escuela a muy temprana edad. Sin embargo, sus habilidades de dibujo lo llevaron a seguir una carrera como artista.
En octubre de 1906, Schiele ingresó a la Academia de Bellas Artes de Viena, donde fue enseñado por Christian Griepenkerl, pintor conocido por sus representaciones de eventos históricos. Más tarde, se asoció con varios compañeros de clase y otras personas de ideas afines para fundar el Neukunstgruppe (New Art Group) y abandonó la academia en 1909, pero su cambio hacia el expresionismo ocurrió en 1910 a través de sus afamados desnudos eróticos, mujeres embarazadas y, sobre todo, autorretratos. En 1911, Schiele conoce a su modelo favorita, Walburga «Wally» Neuzil, pero en 1915 el artista se casó con Edith Harms, hija de una familia de buen poder adquisitivo.
Dos años antes de consumar su matrimonio, el artista fue encarcelado por pedofilia y secuestro. Las acusaciones resultaron ser infundadas, pero Schiele aún tuvo que pasar 24 días tras las rejas; una experiencia traumática que inspiró su famosa serie de prisiones.
El éxito financiero le llegó en marzo de 1918, en la edición número 49 de la Exposición de la Secesión de Viena: el artista recibió muy buenas comisiones de retratos y la demanda de sus desnudos eróticos incrementó a gran escala. Unos días antes del final de la guerra, el 28 de octubre de 1918, la esposa embarazada de Schiele, Edith, fue afectada por una devastadora epidemia de gripe española. Tres días después, Egon Schiele murió de la misma enfermedad.
Famoso o infame, la intensidad perturbada de los cuerpos retorcidos y la cruda sexualidad que representa en sus pinturas, junto con sus líneas angulosas bien dibujadas y la combinación de colores, lo identifican como iniciador del expresionismo austríaco, el cual rechazaba las convenciones típicas sobre la belleza e introdujo la fealdad y la expresión exagerada en el arte. Esperemos poder recordar el aniversario de más artistas que nos pongan los pelos de punta, tal y como lo hace y hacía Schiele.