Mientras imágenes de Malcolm X, Martin Luther King Jr., Angela Davis, Kwame Ture, soldados afroamericanos peleando en Vietnam, bombas, armas, la carrera espacial, Napalm, pobreza y desigualdad aparecen frente a nosotros, en el fondo – formando parte de los discursos que dichos activistas pronunciaron para empoderar a su gente – Marvin Gaye canta “Inner City Blues (Makes me wanna holler)”.
Por un lado, Malcolm X pronuncia en la ciudad de Chicago, Illinois, el 11 de julio de 1962, las siguientes palabras: “Cuando tomas a 20 millones de personas negras y las obligas a que peleen todas tus guerras y recojan todo tu algodón y nunca les das una recompensa real, tarde o temprano su lealtad contigo va a adelgazar.”
Por el otro, Gaye entona:
“Inflation, no chance
To increase finance
Bills pile up sky high
Send that boy off to die”
Así comienza el nuevo ‘churro’ de Spike Lee – refiriéndome a como el cineasta denomina a sus películas como un joint (cigarro de marihuana en inglés) por la psicodelia que cada una aflora – realizador de incontables relatos sobre la lucha racial y la opresión que han vivido los afroamericanos desde que pusieron un pie en esta tierra. Da 5 Bloods cuenta la historia de 4 veteranos de la guerra de Vietnam que deciden regresar al país del pacífico con dos misiones: encontrar los restos de su antiguo general y un caja con quilates de oro que escondieron años atrás.
Protagonizada por Delroy Lindo, Jonathan Majors, Clarke Peters, Norm Lewis, Isiah Whitlock Jr. y la participación especial de Chadwick Boseman, Lee presenta un relato lleno de tragos amargos y un reflejo de como la guerra nunca se acaba para aquellos que la vivieron. Una historia de opresión y redención, una catarsis emocional que cada personaje alcanza por medio de situaciones que los orillan al filo de la navaja.
Bajo un discurso que caracteriza al director estadounidense, la película se estrena en el momento más caliente que la protesta contra el racismo ha tenido en varios años. Las manifestaciones en Estados Unidos se han concentrado en las grandes ciudades del país, incluso han contagiado a naciones europeas para que se unan al movimiento en contra de la brutalidad policíaca.
La cereza en el pastel, uno de los cineastas con mayor controversia y activos en problemáticas sociales, regresa con una película dirigida especialmente a sus hermanos y hermanas afroamericanas. Un símbolo de fuerza y unidad.
«Yo creo que la gente negra tiene que estar en control de su propia imagen porque el cine es un medio poderoso. No podemos quedarnos sentados y dejar que otras personas definan nuestra existencia» – Spike Lee.
Netflix, servicio de streaming que produjo el largometraje, le apostó a una de las figuras más reconocidas en el cine de autor internacional. Con su último filme – El infiltrado del KKKlan – Lee ganó el Óscar a mejor guión adaptado y fue nominado a las categorías de Mejor Directos y Mejor Película del Año.