Testimonio de una bailarina respecto a la obra “Hilda 55, breve historia de un huracán”

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Fotografía por Taly Rish.

Por Aileen Kent. 

Coreografía: Cecilia Lugo

Compañía: Contempodanza

Música original: Evaristo Aguilar

Diseño de vestuario: Aurelio Palomino

Diseño de iluminación: Raquel Amaya

Estreno: Gala Internacional, Julio 2019, Guadalajara Jalisco, Teatro Macro. 

Como bailarina parte del elenco de “Contempodanza”, me enfrento constantemente al reto de ejecutar con técnica y profesionalismo las diferentes coreografía y obras. Más importante aún, lograr interpretar los distintos papeles que me correspondan. En el caso de la obra de Cecilia Lugo – “Hilda 55, breve historia de un huracán” – para mí representó un reto especial porque me tocó interpretar al huracán y significó en mi carrera dancística una oportunidad de aprendizaje y avance como artista escénica, ya que el solo coreográfico que me toca realizar en dicha obra fue parte de mi proyecto de beca del Fonca como creadora escénica.

La dificultad radicó principalmente en apropiarme un papel tan abstracto como un huracán, ¿cómo poder manifestar y transmitir la fuerza atroz de un fenómeno natural que genera destrucción a gran magnitud? Como siempre ha sucedido en mi proceso creativo para crear personajes, mi respuesta la encontré en el manejo de las emociones. Traté de conectarme con situaciones personales que han sido difíciles de atravesar o un tanto extremas como lo fue vivir el sismo del 19 de Septiembre del 2017 en Ciudad de México. Traté de imaginar la terrible situación del huracán Hilda en el año 1955 en Tampico. Pienso que para ser un buen intérprete es muy importante inspirarse en experiencias personales y usar muchísimo la imaginación, así como también aventurarse a un proceso introspectivo para encontrar las emociones de las cuáles echar mano en el trabajo artístico.

Fotografía por Taly Rish.

Otro aspecto relevante para acercarte al entendimiento e identificación con el personaje al que darás vida es una investigación previa o durante el proceso de construcción de este. Cuando menciono el manejo de emociones me refiero a los matices que uno va encontrando en aquello que quiere representar, ya que esos contrastes emotivos dan valor al trabajo interpretativo haciéndolo más contundente y complejo; resulta más interesante de apreciar para un espectador.

En lo personal me ayudó muchísimo el cómo está compuesta la obra y en particular la composición coreográfica de mi participación. Gracias a eso tuve las herramientas para agregarle mi aportación como creadora escénica, aprovechando aspectos fundamentales como la música, el elemento del agua que está presente durante toda la obra e inclusive el vestuario. 

La emoción que estuve trabajando más con sus matices fue el enojo, me pareció que si un huracán fuera un sentimiento sería justamente la ira, ya que es descontrolado, iracundo y arrasador. Pero también hay esos momentos de calma, el ojo del huracán por así decirlo, y otros momentos como el nacimiento del huracán, cuando ya pasó y dejó destrucción y desolación. Intenté transmitir distintas caras del enojo o trabajar de pronto otras emociones según el momento de la coreografía. Sentí que era indispensable ser poderosa y de pronto hasta intimidante al representar un poder de la naturaleza como un huracán,  pero con la guía de la directora y coreógrafa encontré también la manera de empatizar con mis compañeros que representan a los afectados.

Fotografía por Taly Rish.

Yo tenía que imaginar también cómo se sentiría un sobreviviente de una situación tan drástica como esa y pensar que yo representaba la causa. El miedo, el sentimiento de pérdida , la lucha por la supervivencia , la incertidumbre, la unión y afecto entre las víctimas; el rescate de lo verdaderamente importante y el desapego a lo material fueron algunas de las cosas que yo consideré. Asumí que mi papel era de aquello que generó todo eso y más. Fue interesante abrazar el personaje del antagonista me atrevería a decir. Aceptar la responsabilidad de agresor y causante de tanto dolor, sin embargo, saber que un huracán sucede sin meditarlo ni hacer consciencia de las consecuencias. Pero mi tarea como intérprete era de alguna manera humanizar a ese huracán, finalmente yo como humana y artista quería comunicar a través de danza un concepto abstracto. 

Agradezco infinitamente el enriquecimiento de un proceso como éste, como lo ha sido cada vez que creamos y recreamos personajes dancísticos. El lenguaje de la danza definitivamente regala procesos invaluables a nivel personal y profesional cuando uno dedica su vida a interpretar la vida misma.