“Tengo 40 años luchando contra el autoritarismo priísta, siempre he estado en la oposición. En el México sin libertades de hace 4 décadas, fui detenido 32 veces por mi compromiso con el cambio democrático…”, así iniciaba su presentación Gilberto Rincón Gallardo, candidato del Partido Democracia Social, durante el debate presidencial en el 2000.
¿Por qué retomo sus palabras? Porque a lo largo de la semana, Rincón Gallardo fue tendencia en las redes sociales por ser el principal impulsor de la CONAPRED, así como el primero en encabezarla, y que estuvo en el ojo del huracán, tanto por su ya conocido debate que no se llevó a cabo como por la ignorancia de AMLO al saber para qué servía y plantear su desaparición.
Parece que la consigna presidencial es eliminar todo aquello que él no creó y que fue hecho por sus rivales políticos. Porque sí, Gilberto Rincón Gallardo también fue su enemigo. Gilberto había estado en el PRD en sus inicios, cuando este partido había logrado reunir a todos los sectores de la izquierda, así como a desencantados priístas, bajo unas mismas siglas. La salida de Rincón Gallardo se realizó por estar en desacuerdo con la manera en que AMLO, entonces presidente del PRD, dirigía al partido.
Rincón Gallardo siempre estuvo luchando por los sectores más desfavorecidos. En el mismo debate, aseguraba que su mensaje se buscaba dirigir, principalmente, “a los jóvenes que quieren cambiar porque se les está robando el futuro, a las mujeres cansadas de estar marginadas (…) a los que son discriminados por su origen de clase, su orientación sexual, por motivos religiosos, por ser indígenas, por ser discapacitados, por sufrir una enfermedad o solamente por ser considerados unos viejos”.
Con base en lo anterior, es lógico ver porqué fue quien luchó para la creación de la CONAPRED. Buscaba defender a esos sectores que por cualquier motivo se les discriminaba. La lucha de CONAPRED es esa, eliminar la discriminación en todo el país. Se creó en el 2003, al ser aprobada por unanimidad en ambas cámaras, incluso por quienes en ese entonces permanecían en el PRI o en el PRD y que hoy pertenecen al grupo en el poder, la Ley Federal para Prevenir y Erradicar la Discriminación.
Hoy, buscar desaparecer la CONAPRED sería riesgoso para el gobierno. El simple planteamiento ha causado la renuncia desde Mónica Maccise, quien apenas en noviembre pasado había recibido el nombramiento, así como de diversos integrantes de la Asamblea Consultiva del organismo, también por el comentario del presidente de asegurar que antes se creaban organismos para simular, pero que formaban parte de la corrupción y se daba empleo a allegados, mientras el PROBEIS, uno de sus caprichos, sigue consumiendo millones del Presupuesto.
Después de la renuncia de la titular, el Presidente salió a decir que buscaría que fuera una mujer indígena quien dirigiera la CONAPRED. Si bien es de alabarse este pequeño cambio de discurso, también es necesario que a quien se nombre cuente con las credenciales necesarias para dirigir este organismo, no como sucedió con la CNDH y que ahora no es más que una Comisión aplaudidora del Ejecutivo, pero también se requiere reformar la Ley para dotar a la CONAPRED de las medidas necesarias para que pueda realizar, de la mejor manera, su lucha para erradicar este mal que tanto daño sigue haciendo a nuestro país.
También nosotros empecemos a poner nuestro granito de arena. Dejemos el uso de los términos chairos, fifís, nacos. Sigamos luchando por la paridad en todos los ámbitos, por el reconocimiento a nuestros pueblos y comunidades indígenas, por combatir la homofobia y la transfobia, que tantas muertes sigue causando. Abonemos a un verdadero cambio y no sigamos alimentando la división que se hace desde las mañaneras.