Cuando los astros y Netflix se alinearon: Mucho, mucho amor: la leyenda de Walter Mercado

47

Acuario, Piscis, Aries, Tauro, Géminis, Cáncer, Leo, Virgo, Libra, Escorpio, Sagitario y Capricornio: Veo un documental en tu futuro inmediato.

Está por demás decir que se trata del protagonizado por el que -hasta el día- es considerado el astrólogo más influyente de la comunidad hispana y de la televisión, Walter Mercado.

Aunque a momentos es condescendiente, el proyecto lanzado por la plataforma de streaming, ofrece una mirada a la vida del fenómeno místico; siguiendo una estructura convencional -y sin arriesgar nada- que presenta un breve repaso por su infancia, apogeo y consolidación como figura mediática hasta exponer los motivos de su desaparición y condición de semi-ermitaño. Mediante animaciones de cartas del tarot -puesto, ¿de qué otra forma podría ser? – el padre del horóscopo moderno se describe como un niño tímido y solitario que, en su natal Puerto Rico, fue designado para ser el “niño milagro” debido al aparente don de sanar a aquellos enfermos o caídos en desgracia.

Su madre, fue la primera impulsora de sus dotes histriónicos. Ayudándolo a maquillar y reinventar el lenguaje mediante ropa o joyas, Mercado sintió inclinación por las artes donde encontraría un refugio para convertirse en actor y bailarín. Posterior a una aparición en televisión, llamó la atención de representantes y productores quienes le ofrecieron una sección de horóscopos en programas televisivos: este fue el momento en que nació el misticismo.

El astrólogo configuró su propia leyenda, su imagen -nunca antes vista en televisión- tuvo un impacto en los espectadores; aparecía ante ellos un ser con características andróginas, vestido elegantemente con capas coloridas y adornadas de piedras -algunas Swarovski- peinado y maquillaje que hacía juego con su vanidad: momento exacto en que la comunidad latina volcó sus esperanzas hacía él.

Son constantes las comparaciones que se hacen de su figura con la de un líder religioso, y como tal, Mercado rodeaba los límites entre hombre-mujer, sexual-asexual; pero más allá de los aciertos en las predicciones, el vidente simbolizó un mensaje de unión e ilusión en sus seguidores. Ligeramente se da a comprender que el éxito no consistía en proveer una respuesta certera a las inquietudes de los entusiastas que marcaban a las líneas telefónicas o asistían a encuentros con él, en cambio, representaba los anhelos de una gran población de puertorriqueños que se sentían identificados con su historia y veían en sus logros, un reflejo de su pueblo; sentarse frente al televisor a escuchar los horóscopos del día generaba eco en las historias familiares, los lazos se forjaban así como Lin-Manuel Miranda -creador de la obra Hamilton– expresó en el documental.

Pero ante el apogeo que vivió Mercado, su figura controversial -que llegó a hacer lecturas privadas a presidentes y convivir con artistas influyentes en el mundo de la música y cine- escondía una lucha legal y privada por preservar su creación. Se establece que el exrepresentante sabiéndose indispensable lo llevó a firmar un contrato que lo ponía en ventaja económica a costa del astrólogo, y aunque las versiones de ambos chocan, la balanza del documental se inclina hacía Mercado; esta batalla contractual por la imagen se empalma con la soledad de la figura televisiva.

Ante las cámaras y gozando del público, Mercado se plantea como un hombre que cargaba con la timidez de la infancia, un niño queriendo ser amado y conocido. Es este, el punto más interesante del documental, donde la aparente asexualidad del conductor contrasta con la influencia que tuvo en la comunidad lgbt+, él mismo declaró que las únicas relaciones que sostuvo fueron con la naturaleza y la vida; hermético con su vida amorosa, hay ciertos guiños en su hogar que delatan al hombre que nadie supo adivinar, como las fotografías de Oscar Wilde.

Así como en la rueda de la fortuna, el vidente conoció la amargura de encontrarse en la incertidumbre laboral, pero -aparentemente- la generación millennial es, en parte, responsable de este nuevo boom hacia su figura; y es que independientemente de los creyentes y detractores, Mercado se hizo a sí mismo bajo la necesidad de sentirse reconocido. Lo estrafalario en sus rasgos y actitudes permitieron que aquellos seres distintos, surgieran sin tanto temor para reclamar espacios en la vida pública; pionero no del arte de la adivinanza, pero del juego de lo extravagante llevado a la televisión. Muriendo el pasado 02 de Noviembre con grandes dificultades de movilidad pero rodeado de sus sobrinas, ayudante y de un público predominantemente femenino, que encendían el televisor para escuchar la fortuna de su signo zodiacal. Las más aventuradas recuerdan haberse mordido las uñas ante la posibilidad de escuchar que un ser amado estaba siendo “sonsacado por una güera”.

¿Es aventurado decir si Walter Mercado podría haber presentido la inminente pandemia que se vive? Quién sabe, pero seguramente habría mandado mucho, mucho amor.

Calificación: ★★★ (tres estrellas)