Una teatralidad más allá de Zoom: Tercera Llamada, la propuesta de teatro virtual en casa

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Extractos de una plática en cuarentena. Quetzalli Cortés habla sobre el trabajo creativo de la compañía, las implicaciones de la dualidad puesta en escena-digitalización y el momento en el que teatro y pandemia conviven. 

Todo aquel que haya utilizado Zoom sabrá que cuando se es anfitrión, uno se encuentra en la indescriptible situación de esperar a que la persona invitada se una a la conversación, situación en extremo contemplativa -que da pie a que la imaginación ronde o tiempo para verse ante la cámara- y que termina cuando la campanilla anuncia la compañía. Éste era el ambiente previo a la charla, cuando el actor Quetzalli Cortés ingresó a la sala; posterior a las torpezas de las formalidades a distancia, comenzó el cuestionamiento sobre la labor teatral con la cual Tercera Llamada ha inundado dichosamente a cientos de espectadores durante la cuarentena.

Y como nota introductoria, cabe señalar que la productora teatral ha puesto en escena obras como Macbeth, Cinema 35, La hora Radio Roma, Novecento, entre otras; viendo interrumpida -momentáneamente- su ritmo de trabajo ante el cese de la vida cultural. Bajo un panorama poco alentador, en el que se amenaza constantemente con la reducción en apoyos económicos hacia estas actividades, Miguel Santa Rita, Ana Bracho, Emilio Trasviña, Paula Sánchez Navarro y Quetzalli Cortés lanzan la propuesta LIVE, ONLINE, NOW, para llevar la teatralidad hasta el hogar.

Hasta el momento, se han montado 15 obras en 14 semanas con una duración no mayor a los 15 minutos. Relatos de esta “nueva normalidad”, cargados de comedia, drama, suspenso o magia; haciendo del espectador tras el cristal un ser cautivo de los acontecimientos de esa otra persona, que pueden ser ellos mismos. El proceso creativo es descrito por el actor y director, como un aprendizaje ante esta plataforma digital novedosa:

“Al principio tuvimos alrededor de nueve dramaturgos, les hicimos una invitación a directores y actores, lo que les decíamos a aquellos que se sumaron es que fuera una obra corta en la que la cámara ya estuviera presente dentro del lenguaje. Queríamos crear equipos que normalmente no trabajan juntos, esto idealmente, y que tal vez en un futuro pudieran seguir colaborando.”, cuenta Quetzalli Cortés en entrevista.

 

En cada sesión que consta de tres obras -las cuales se llevan a cabo Jueves y Sábado en funciones nocturnas- la compañía teatral transporta al público a otra realidad, teniendo a la cámara del celular o computadora como un observador voyerista, con la incertidumbre del desenlace de esa realidad ficticia.

“No tenemos un calendario temático, pero en algunas ocasiones han sido provocaciones que lanzan los dramaturgos. Ellos tienen completa y absoluta libertad de escribir, los cinco integrantes de la compañía lo leemos y en la junta semanal opinamos respecto de las obras. Hay una curaduría por parte del director teatral, Miguel Santa Rita, pero hay opiniones de todos; después se seleccionan los textos. A la hora de hacer la sesión hay un eje que las une, no necesariamente temático, pero puede ser de género, de contraste. Pensamos qué obras van juntas, y en qué horarios.”, explica Cortés.

Quetzalli Cortés constituye su participación en Tercera Llamada como actor y director de las obras presentadas en línea. Llevó a cabo la dirección de Benjamín –dramaturgia de Antón Araiza, con Ana Valeria Becerril y Ricardo Leguizamo- y Lady Gargajo -dramaturgia de Alma Delia Murillo, protagonizando Hamlet Ramírez- y aunque el egresado de CasAzul no es un amateur en este rol, comentó que cada obra tiene su proceso, citando al dramaturgo y director Luis de Tavira al expresar que para él “actuar es pensar” y cada puesta en escena te va “diciendo solita”; aunque en las lecturas de mesa y ensayos lleva ideas pre hechas, el teatro es colaborativo. Recalca que “como director estoy abierto a lo que los actores piensen antes de comenzar […] hay que darle al actor herramientas para que sepa a dónde quiero ir, saber en qué momento seguir presionando y en qué momento no.” Tomar la batuta de dirección estando presente virtualmente, implicó un reto en el que tomó mayor tiempo explicar su visión a los actores pero el “proceso no quedó incompleto”; y es que montar una obra a través de Zoom la señala como una experiencia divertida, donde “te toca ser iluminador, fotógrafo, vestuarista, técnico y todos los roles, desde tu casa”, es para Cortés la dirección un elemento natural en el cual las experiencias como actor, convergen para ayudar a comunicar sus “trenes de pensamiento”, dejándole un deseo aún mayor por seguir creando.

Respecto a las implicaciones en la creación de un nuevo lenguaje -porque es relevante establecer que esta teatralidad sui géneris, implica un cambio en el montaje- el actor y director señala que este formato no supone que sea mejor que el teatro presencial, la pretensión no es el reemplazo, pero el “jugar con la posibilidad de planos y encuadres, a partir del aprendizaje y experiencia.” En esta reinvención inventiva Tercera Llamada cree firmemente que los obstáculos pueden tomarse como pretextos creativos; las distinciones con el teatro presencial ahora se abordan -y abordarán- desde una nueva perspectiva,

“En el teatro presencial hay un diálogo inmediato con la sala, en esto no se da, pero es una de las tantas características híbridas del formato. Uno debe confiar en el trabajo con el director y usarlo como guía, cada función es diferente, la intuición del actor le dice si ir más rápido o más lento; es un reflejo, una memoria muscular que sirve como brújula.”

Al adentrarnos más en la entrevista, Cortés confiesa que todos los actores partícipes de las obras -incluyéndose- han sentido nervios antes de la función igual que en el teatro convencional, una energía que los recorre al enfrentarse ante la pantalla muda, puesto que “el diálogo energético entre audiencia y actores, no se intercambia y transforma presencialmente, pero se queda contigo en tu casa y llena tu espacio.” Y es que la labor teatral, es una fuerza motora que impulsa a quien la ejerce a seguirla trabajando y esculpiendo a pesar de las condiciones que se presentan, ante esto la compañía teatral busca ofrecer un “crisol” en el cual arte y espectador se complementen, el actor lo metaforizó al explicar que la obra es la mitad de un círculo el cual se complementa cuando es visto por otro convirtiéndolo en arte; y el público teatral es leal a su pasión, “cuando alguien se enamora del teatro lo hace para toda la vida”.

Cuestionándolo en torno a su opinión sobre el futuro del teatro ante la pandemia, refiere que la situación de la cultura actual es por demás precaria y difícil, considera que habrá “un modelo híbrido del teatro independiente, entre taquilla presencial y funciones en línea. Existen ya productoras -como nosotros- que están haciendo cosas en línea o próximamente lo llevarán a cabo […] a quienes hacemos teatro nos gusta estar presentes y ver la vida ficticia desenvolverse, no me queda duda que mis compañeros buscarán la manera de que el teatro siga vivo.”

Ahondado en la debatida existencia del teatro y la lucha del gremio, Cortés recalca que las subvenciones del teatro -entendidas como FONCA, Efiteatro, Compañía Nacional de Teatro- deben permanecer y no ser parte de una polémica que pretende eliminarlas, los creadores desean que aquellos que no son asiduos al teatro puedan entablar contacto de manera virtual, “como creadores nos preguntamos todos los días, cómo transmitirle al público lo emocionante del teatro. Idealmente, cuando lo vean de manera digital, eso los invite a regresar, ahora, al teatro presencial.”

Frente al inevitable destino de no asistir a eventos culturales por un largo rato, Tercera Llamada, entiende que el consumo del arte ha incrementado más que nunca y, por ende, el trabajo de aquellos involucrados en el oficio teatral debe valer; mediante el sistema de donativos establecido a partir de la cuarentena el director habla de la gran significancia que tiene, para así poder retribuirle al creador una parte de lo que realiza, “hemos llegado hasta aquí con esos donativos.” Pero no malentendamos, el teatro “no es una fundación” debe funcionar como un esfuerzo conjunto de la población para crear una cultura de espectadores, ir simplemente porque “es hermoso, emocionante y de alta calidad.”

Conforme la plática tomaba rumbo hacia el final, Quetzalli Cortés visiblemente emocionado encamina su visión del teatro y principalmente de la labor de la compañía, hacía una frase que aparece en las redes de la productora, “la creatividad no tiene cuarentena”, es tiempo de

“sacar al creativo del encierro. Este proyecto quiere que la gente pase un buen rato, mientras tengamos público e interesados seguiremos haciendo esto, lo que viene es continuar buscando textos, actores, dramaturgos y empujar los límites dentro de este formato.”

Tercera Llamada ahora cuenta con un estimado de 18,600 pantallas que se han conectado en la espera de presenciar una obra. En cada uno de estos aparatos habitan individuos, igualmente a la espera de la finalización de una cuarentena, mientras eso sucede, pueden ver una parte de sí reflejados en una teatralidad digital; sucesos de una cotidianeidad difusa que generan risas, empatía o cuestionamientos. Habrá que aferrarse al arte para sobrellevar lo que vendrá.