El eterno reclamo y análisis de las campañas electorales en México es lo sucias en que terminan convirtiéndose. De hecho, un amplio sector en la consultoría del país se dedica a armar o gestar «campañas negras» o «sucias». En ellas, básicamente lo que se busca es denostar al candidato en cuestión. Desde temas personales hasta inventarles un largo historial delictivo.
Desde varias conferencias mañaneras, el presidente Andrés Manuel López Obrador ha dicho que se necesita saber quiénes están detrás de los personajes ficticios en redes sociales que únicamente se dedican a denostar. Su nombre oficial son troles.
La crítica, en cualquiera de sus vertientes, es buena, válida y necesaria. Pero seamos honestos. En México adolecemos de ella. Se disfraza de filias y fobias. Se disfraza de intereses mercantilistas puestos al mejor postor. Sin embargo, ahora parece que podríamos vivir otro escenario en el proceso electoral que, prácticamente, viviremos en la aren digital.
Facebook anunció que desde el 5 de agosto buscará transparentar la compra-venta de publicidad en su plataforma. Específicamente, la electoral. Para hacerlo, pedirá que el comprador se identifique. Ya sea con INE o algún otro documento internacionales. Además, habrá un equipo de verificadores internacionales. El objetivo será claro: saber quién paga por la publicidad maliciosa. Luego, los cabos se atarán solos. La red social creada por Mark Zuckerberg, que en México tiene 83 millones de cuentas activas, ha dicho que la transparencia conllevará una mayor responsabilidad.
Ojo, poco se ha dicho si eliminarán noticias falsas, como ya lo han hecho con el equipo de campaña de Donald Trump. Todo apunta a que en México también se hará.
Twitter ha sido más mesurada y se han centrado en dejar en claro que no permitirán el pago de anuncios publicitarios en materia electoral. Ya desde 2019 lo habían publicado bajo el lema «un mensaje político se debe ganar, no se debe comprar».
Ante esto, Beatriz Gutiérrez Muller, coordinadora Nacional de Memoria Histórica, ha calificado eso como «buenas intenciones».
«No parece más que una buena intención, o ¿quién financia #bots? Sería bueno entrar de lleno a la transparencia. Al minuto de enviar este mensaje, mi cuenta se llenará de mensajes nefastos. No hace falta mucha ciencia para descubrir que existen y que alguien les paga», escribió la también investigadora en su cuenta de Twitter.
Una cosa son elecciones y otra es gobierno. Es necesario que elevemos la crítica, el debate y, sobre todo, la propuesta en redes. Sin duda, esto será un gran paso para desenmascarar a esos grandes creativos de contracampañas que solo generan polarización. Hoy, es lo último que necesitamos. Hoy, se necesitan propuestas de todos, por todos y para todos.