El diario de Bridget Jones
Pensar en las fiestas navideñas y no relacionarlo con Bridget Jones es casi un crimen cinéfilo.
Acostada en el sillón de su departamento londinense en la víspera de Año Nuevo, la atípica heroína que se encuentra rodeada por grandes cantidades de vino, comida regada y revistas a medio leer, mientras luce un pijama rojo de pingüinos y canta All by myself es una de las escenas mejor conocidas del cine británico.
El personaje creado por Helen Fielding en 1996 surgido como una columna del periódico The Independent y parcialmente basada en la novela Orgullo y Prejuicio (1813), es una apología para crear empatía y reconocimiento con todas las mujeres solteras no sólo de Inglaterra, pero a nivel mundial; Jones debe enfrentar sus treinta y tantos años con una nueva resolución: convertirse en una mejor persona que no beba ni fume, consiga un trabajo prometedor, logre finalmente hacerse un adulto responsable y último, pero no menos importante, encuentre un amor duradero.
El filme estrenado en 2001 y protagonizado por Renée Zellweger cautivó los sentimientos de varias generaciones de mujeres, que como Bridget Jones sortean entre las expectativas sociales y las personales. La protagonista no se presenta como un prototipo ideal en ningún momento, sus pretensiones por el contrario están en evidenciar la torpeza humana, los momentos incómodos y las dificultades de entablar una relación sentimental en el mundo contemporáneo. Acompañada de grandes momentos cómicos, el público ha llegado a conocer a la mujer que detesta hablar en público porque teme confundir nombres, que lucha constantemente con su peso, se enamora fácilmente, es capaz de disfrazarse de conejo en una reunión familiar, comete errores al transmitir en vivo, cocina sopa azul y enfrenta las decepciones amorosas como ninguna otra.
La trilogía compuesta por El diario de Bridget Jones (2001), Bridget Jones, al borde de la razón (2004) y El bebé de Bridget Jones (2016)- muestran las distintas etapas en la vida de Jones; iniciando con el flechazo que siente por su jefe Daniel Cleaver (Hugh Grant), pasando por su relación complicada con el abogado y pareja ideal Mark Darcy (Colin Firth) para culminar con la llegada de su hijo. Y aunque las películas no basan por completo la trama en la época navideña, éste representa los momentos más relevantes en la vida de la protagonista: la nieve es una compañera silenciosa cuando la conciencia de su soltería está presente, pero también cuando declara su amor.
Y es que Bridget Jones sabe que las fiestas navideñas es el momento exacto para reflexionar acerca de su vida y llevar a cabo cambios sustanciales; decide por lo tanto comprar un diario para mantener un registro de sus propósitos de Año Nuevo y al termino evaluar sus logros, o por lo menos evitar salir con:
“alcohólicos, adictos al trabajo, fóbicos al compromiso, hombres con novias o esposas, misóginos, megalómanos, chovinistas, idiotas emocionales, gorrones o pervertidos.”
Altamente recomendada para disfrutar a solas o en compañía, El diario de Bridget Jones sigue posicionandose como una opción fílmica para la temporada invernal. El encanto que la llevó a convertirse en la novela más vendida en Inglaterra al momento de su publicación, así como tener una franquicia exitosa y establecer un subgénero propio dentro de las comedias románticas, ha construido un camino para las heroínas fuera del canón tanto en la literatura como en el cine. En gran medida Bridget Jones contiene una historia simple pero efectiva, una mujer que desea balancear cada una de sus facetas profesionales y personales; una trama que hace eco no sólo en Navidad y Año Nuevo pero el resto del año. A veces simplemente lo único necesario en estos tiempos es reproducir la película para escuchar a Mark Darcy decir “me gustas, tal y como eres.”