Shirley Morgana Quiroz Carbajal
Con su fotografía El costo humano de COVID-19, el fotógrafo Joshua Irwandi ganó el segundo lugar de la sección de Noticias, en la pasada edición del certamen World Press Photo. La imagen retrata el cuerpo de una víctima del coronavirus envuelta de pies a cabeza, como si se tratara de una momia, en plástico amarillo de desechos infecciosos, recostado encima de las sábanas grises de la camilla de un cuarto oscuro de algún hospital de Indonesia.
Al fondo de la toma podemos ver cómo el cielo se está oscureciendo a través de la ventana. La primera vez que la imagen salió a la luz fue el 14 de julio del año pasado en un reportaje del periodista Richard Coniff, que hablaba del impacto que han tenido las pandemias en la historia de los seres humanos. Sin embargo, no fue hasta el artículo escrito por David Beard, periodista de National Geographic, que la foto cobró relevancia. La nota informaba acerca del incremento de casos de contagio en Indonesia y las “lentas” decisiones que tomó el gobierno para proteger a sus ciudadanos.
Covid-19, tema obligado
De acuerdo con el fotógrafo documental independiente, la imagen es una representación de los protocolos de salud implementados por el gobierno de Indonesia respecto al manejo de cadáveres de víctimas de la Covid-19 que deben seguir los hospitales. En estos se evidencia que el personal médico debe envolver en plástico, rociar con desinfectante y enterrar rápidamente los cuerpos de los fallecidos para evitar la propagación del virus.
Joshua Irwandi publicó esta foto con el propósito de que el público reflexionara ante la gravedad del asunto y el hecho de que no puede ser tomado a la ligera. “Sentimos que era absolutamente crucial que se hiciera esta imagen para comprender y conectarse con el impacto humano de estos devastadores virus”, declaró el fotógrafo en su publicación de Instagram.
Debate necesario
Si bien la fotografía de Irwandi generó un debate polémico al inicio, especialmente en el país del sudeste asiático, donde algunos acusaron al autor de haber fabricado la noticia, otros resaltaron el valor que tuvo al retratar un momento tan “descarnado” de la pandemia. Adib Hidayat, editor jefe del medio Billboard en Indonesia, compartió la foto y llegó a diversas partes del mundo.
La mejor instantánea del año
Ya Mads Nissen, en El primer abrazo, había ilustrado el emotivo abrazo que recibió Rosa Luzia Lunardi por parte de su enfermera, quien la cuida en una residencia para adultos mayores en Viva Bem de São Paulo, en Brasil. Ambas tenían cinco meses sin verse. Dicha instantánea se hizo acreedora al galardón de la Mejor Fotografía del Año.
La Covid-19 ha matado a aproximadamente 3.3 millones de personas hasta hoy, de acuerdo con datos de la Universidad John Hopkins, mismo número que podría significar la cantidad de veces que alguien no pudo despedirse apropiadamente de un ser querido. Esto porque todavía no está permitido que los familiares en duelo lleven a cabo las prácticas funerarias como normalmente se harían en muchas partes del mundo.
Como lo mencionó Irwandi, el suceso capturado “bien podría sucederle a la gente que todos amamos”. Por eso, el retrato no sólo sirve de recordatorio y como advertencia del constante peligro que implica este virus, sino que también muestra la crudeza de lo que es morir en momentos de pandemia: acompañado solamente por la soledad y la frialdad del ambiente que te rodea.
Desde 1995, la organización World Press Photo celebra el concurso anual más grande y prestigioso de fotografía a nivel mundial. La 64ª edición no fue la excepción. El certamen digital tuvo alrededor de 74 mil 500 imágenes de 4 mil 135 fotógrafos procedentes de 130 países diferentes.