Más allá de las filtraciones

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Lo publicado en el periódico estadounidense The New York Times (NYT) sobre el trágico accidente de la Línea 12 del Metro de la Ciudad de México es una magistral pieza de periodismo multimedia y de investigación. Los datos, acompañados de gráficos animados, nos dejaron ver muchas fallas en un megaproyecto que suponía la conexión de una parte olvidada de la capital del país con el centro neurálgico de México.

Era más que obvio que el reportaje iba incomodar a los nombres ahí expuestos. Pero no era un tema de linchamiento político. Se trató, más bien, de entender cómo la corrupción, el no atender a lo que dictan los libros blancos y las buenas prácticas de administración terminaron con los sueños de muchas familias.

Algunos dijeron que el rotativo estaba injiriendo en la vida pública y política de México. Otros más que había intereses económicos de por medio. Sin ahondar en ese debate hay que poner los puntos sobre las ies. NYT cuenta con un amplio equipo por todo el mundo para dedicar meses, incluso años, a investigaciones meramente periodísticas. Y claro, en el periodismo siempre hay y habrá filtraciones. En el oficio es cuestión del que escriba la manera en que quiera utilizar esa información.

El rigor de la información presentada solo da pie a un análisis profundo: ¿los perfiles que ocupan altos cargos administrativos (no políticos) están capacitados para hacerle frente a megaproyectos de tal envergadura? Quizá lo que ha destapado el NYT, además de caprichos personales, es nuevamente la falta de tacto, de interés y de un trabajo sin fines políticos y personales. Ese al que recurren miles de burócratas que no cuelgan el saco político tan pronto terminan las contiendas electorales.

También por las malas prácticas de empresas privadas que por ahorrarse unos pesos dejan a su suerte la seguridad de millones. Y no es la primera vez que pasa. Habrá que echar un vistazo y analizar el socavón del Paso Exprés, construido a la entrada de Cuernavaca, Morelos, en la era peñanietista.

Estamos a pocas horas que se sepa a quién culpará la Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México por la muerte de 26 personas el pasado 3 de mayo. El siguiente paso será saber si las administraciones (de cualquier nivel) comenzarán a tener verdaderos departamentos de Recursos Humanos para hacer reclutamiento reales y no a modo. Ahí es donde puede estar la clave para que los gobiernos funcionen en forma y no a modo.