Morena sabe lo que se juega en el 2023: la joya de la corona. Es decir, el Estado de México. Luego de los triunfos en las gubernaturas del pasado 5 e junio, el partido fundado hace apenas ocho años por el presidente Andrés Manuel López Obrador tiene la oportunidad de sumar un estado más a los que ya gobierna y dejar la cifra en 23.
Saben que de ganar la contienda electoral del 2023 y poner a un gobernador, o gobernadora, en Lerdo 300, sería quitarle el último bastión al Partido Revolucionario (PRI), que ha gobernado ese estado del centro del país por más de 90 años y desde ahí catapultó a Enrique Peña Nieto a la Presidencia de la República. También, entienden a la perfección que de arrebatarle el Estado de México al PRI la ruta para retener la Presidencia en 2024 prácticamente sería directa.
Desde Toluca, Estado de México, la dirigencia de Morena, encabezada por Mario Delgado convocó al músculo que sostiene el partido. Estuvieron los presidenciables: Claudia Sheinbaum; Marcelo Ebrard y Adán Augusto. También quienes aspiran la candidatura al Gobierno del Estado de México: Delfina Gómez; Higinio Martínez Miranda y Horacio Duarte.
Un acto, para muchos, anticipado de campaña. El gran ausente fue el senador Ricardo Monreal, un «presidenciable natural» pero que ya no es más de las simpatías de López Obrador y tendrá que buscar cabida en otro partido para estar en la boleta del 24.
«Nadie debe sentirse absoluto en ningún nivel de la escala», les espetó AMLO un par de horas después de un evento que parecía el arranque de una campaña.
El candidato que elija Morena para buscar la gubernatura del Estado de México saldrá de una encuesta, de la que se podría desprender una ruputura total entre las distintas corrientes y la cúpula nacional. Higinio Martínez sabe que podría ser su última oportunidad para llegar a Palacio de Gobierno, mientras que Delfina Gómez goza de todas las simpatías del Presidente de México y líder moral de un partido que ha vivido un meteórico ascenso.