Lo que era un secreto a voces se consumó: Alejandra del Moral perdió la elección a la gubernatura del Estado de México. Con esto, Delfina Gómez pasará a la historia como la primera gobernadora de la otrora «joya de la corona». También, su jefe político, Andrés Manuel López Obrador, como el Presidente que prácticamente le arrebató al Partido Revolucionario Institucional (PRI) su poderío político.
Las preguntas ya están de más. Sí, todo apunta a que Alfredo del Mazo, gobernador saliente mexiquense dejó a su suerte a una de las figuras políticas que él mismo impulsó. Sí, el PRI mexiquense lleva varios años perdido, sin comités municipales con un peso u organización que abonen a generar un activismo responsable que se mueva por proyectos y no por intereses. Todas las afirmaciones e interrogantes dan para un análisis detallado y meticuloso sobre cómo fallaron actores políticos, maquinarías políticas, exgobernadores y una larga lista que hoy solo espera que se acomoden las cosas para sacar la cabeza.
¿Tendremos los mexiquenses, algo básico que debe ofrecer la administración pública: un gobierno responsable, que no sea saqueado y todo quede impune? La realidad es compleja: en el Valle y el Oriente un desarrollo disparejo y municipios que llevan años sumidos en el rezago y una violencia feminicida que le ha robado la tranquilidad a sus habitantes. El centro, quizá, un oasis, donde en ciertos municipios de vive una tensa calma. En el sur, sobre todo en ciudades y pueblos colindantes con Michoacán y Guerrero desde hace años se libran batallas encarnizadas por hacerse del «Triángulo Dorado» de la zona centro del país.
El voto, más allá de ser ese instrumento que le da poder y voz al ciudadano, se ha convertido en una moneda de cambio. Ya sea para beneficiarse de algún programa social o recibir un par de billetes el día de la elección. El ciudadano lo sabe y se ha quejado mucho tiempo de eso: al dejar el político la campaña se olvida de la calle y entra en una especie de jaula de oro en la que todo brilla. Los problemas se quedan en la antesala de su oficina y cuando salen a campo las vallas instaladas previamente por su equipo de logística le cierran el paso a los que le otorgaron ese poder.
Hoy, de los casi 13 millones de mexiquenses que están facultados para votar, apenas votaron a su gobernadora 3.2 millones, mientras que 2.7 lo hizo por Alejandra del Moral, excandidata de la coaclición PRI-PAN-PRD. Si vemos esto en una perspectiva macro aunque el triunfo, porcentualmente hablando, llega a las dos cifras, no garantiza que cualquier acto o acción de gobierno será indiscutiblemente acertada.
A los mexiquenses les toca empezar a cuestionarse y abrir la válvula de la olla de presión política, social y cultural. Se quedaron callados durante muchos años. La prensa es mercenaria y apuestan por su político en turno. Las prensas no son más que replicadoras de mensajes oficialistas. Aquellos que se quedaron en casa y no votaron tendrán una tarea titánica: amalgamar esa oposición civil. Quizá pensaron que sería la mejor manera de librar una nueva Batalla Maestra: recuperar su Estado; su riqueza…y su dignidad.